La literatura de Cuba


País: 
Cuba

La literatura de Cuba

Los primeros pobladores del territorio hoy cubano capaces de articular y producir una literatura fueron los taínos, un pueblo indígena que llegó tanto a las Antillas Mayores como a las Menores procedente de América del Sur, en concreto de la zona de la desembocadura del río Orinoco. Anteriormente habían poblado tanto Cuba como otras islas del Mar Caribe otros pueblos, como los guanajatebeyes o los ciguayos, pero no se tiene constancia de que produjeran forma literaria alguna.

Como en el caso de tantos otros pueblos indígenas, la literatura de los taínos era una variante oral que se transmitía de generación en generación por esa vía y que contaba con manifestaciones literarias como los areítos -en realidad a caballo entre lo literario y lo ritual- que eran poemas acompañados de música y de bailes que se reproducían en  ceremonias que se llevaban a cabo con el fin de hacer alabanzas o de celebrar triunfos religiosos (se han conservado muy pocos de ellos). Más allá de esta manifestación predominante, se contaban historias que trataban de transmitir tanto ideas (como la dualidad presente en el universo) como conocimientos (por ejemplo, acerca de la llamada época en la que solo los dioses poblaban la tierra, sobre el origen de los seres humanos –salieron de una cueva según algunas de las leyendas- o acerca de la aparición de otros elementos y componentes de la naturaleza –por ejemplo, del mar o de los peces que lo pueblan-).

Se podría decir que la literatura cubana comienza con la primera obra escrita en suelo cubano en el siglo XVII, el poema épico-histórico “Espejo de paciencia”, pero todavía no fue escrita por un cubano, sino por el canario Silvestre de Balboa y Troya de Quesada (fue esa, además, la única obra relevante de la centuria). Por tanto, sería en el siguiente siglo, el XVIII, cuando aparece, ya sí, la primera obra escrita por un cubano (la obra teatral “El príncipe jardinero y fingido Cloridano, de Santiago Pita, con clara influencia de dramaturgos españoles de la época) y una generación de obras literarias autóctonas ya sólida, en concreto en el ámbito de la poesía y de la mano de autores como Manuel de Zequeira y Arango y Manuel Justo de Rubalcava (principalmente cultivaron odas y cantos a la naturaleza; ambos fueron militares además de escritores, el primero siendo considerado el primer poeta cubano). Pero, sin duda, iba a ser el siglo XIX el de la auténtica e indiscutible eclosión de las letras cubanas. En él, los las corrientes literarias que llegaban de Europa tuvieron una notable influencia, y así, bajo el paraguas del Neoclasicismo destacó Domingo Belmonte (que intentó una cubanización del romance), los vientos del Romanticismo impulsaron a figuras de la talla de José María Heredia (considerado el primer poeta romántico de América y nombrado poeta nacional de Cuba), Gertrudis Gómez de Avellaneda (novelista, poetisa y dramaturga de la que se ha dicho que es precursora de la novela hispanoamericana) y Juan Clemente Zenea (autor de gran influencia en la literatura cubana), y el Modernismo dejó notar su influencia en la obra de José Martí (que cultivó varios géneros y que fue el principal ideólogo de la independencia cubana) y de Julián del Casal (buen exponente de la corriente incluso a nivel general de las letras hispanoamericanas).

Ya en el siglo XX, iban a aparecer una serie de figuras literarias que ni mucho menos desmerecieron a aquellas que había habido en el siglo XIX y que generaron su obra bajo el influjo de los últimos retazos del Modernismo, de las Vanguardias. Entre esas figuras merece la pena destacar a Dulce María Loynaz (considerada una de las figuras de la lírica cubana y universal, que cultivó la poesía y la novela y que ganó premios de relevancia), Virgilio Piñera (autor que trabajó distintos géneros como la novela, el cuento, la poesía o el teatro), Agustín Acosta (uno de los más célebres escritores cubanos, autor de numerosos poemas), Reinaldo Arenas (novelista, dramaturgo y poeta conocido por sus obras mágico-realistas), José Lezama Lima (autor de la novela “Paradiso”, de gran calidad y notoriedad), Regino Pedroso y Aldama (iniciador de la poesía de temática social), Alejo Carpentier (que estuvo nominado al Nobel y tuvo una notable influencia en las letras de todo el continente), Mariano Brull (poeta influido por las Vanguardias, en concreto por el Simbolismo), Nicolás Guillén (poeta y activista que reivindicó la cultura negra), Guillermo Cabrera Infante (con obra en varios géneros y ganador de varios premios), Leonardo Padura (autor de éxito internacional que también se ha prodigado en diversos géneros), Pedro Juan Gutiérrez (referencia del realismo sucio cubano) y Gastón Baquero (propuesto para distintos premios de renombre), entre otros muchos.

La literatura sobre Cuba

Parecen existir pocas dudas acerca de que fueron los cronistas que acompañaron a las primeras expediciones españolas al Nuevo Continente, lideradas por Cristóbal Colón, quienes emitieron los primeros testimonios sobre Cuba. Algunos de los cronistas que más destacaron fueron Fray Ramón de Pané (autor del primer libro escrito en América, sobre la cultura taína), Fray Bartolomé de las Casas (autor de “Historia de las Indias”) o Antonio de Herrera y Tordesillas (considerado el primer historiador español del imperio de ultramar). Más allá de la crónica, hicieron relevantes aportaciones sobre la cultura taína Pedro Martín de Angleria y Fernández de Oviedo.

En el siglo XIX iba a dejar textos sobre el país el mítico viajero y geógrafo alemán Alexander von Humboldt, y ya de un momento posterior, y enmarcados en los géneros de la literatura de viajes y de la crónica, están los libros “La isla de los ingenios” (de Fernando García del Río), “Cuba a cámara lenta” (de César G. Calero), “Cuba más allá de Fidel” (de Jorge Moreta), “¿Dónde estás, Guevara?” (de Santiago Tejedor) o “Cuba en la encrucijada” (a cargo de diversos autores). Merece la pena destacar la obra “Viaje al corazón de Cuba”, escrita por un cubano (Carlos Alberto Montaner) pero muy enmarcada en la filosofía de la literatura de viajes, y el hecho de que no han sido pocas las novelas ambientadas en Cuba (destacan, sin duda, las escritas por Ernest Hemingway).

Lecturas propuestas

La novela de mi vida (Leonardo Padura)

En esta novela biográfica dedicada a la vida del poeta José María Heredia, Leonardo Padura ofrece una inolvidable historia contada desde varios puntos de vista y en dos momentos diferentes del tiempo: por un lado están las propias vivencias de José María Heredia y de algunas de sus personas más cercanas en el momento en el que ellos vivieron, y por otro la búsqueda de las huellas del genial poeta en un supuesto momento presente por parte de un investigador que busca desentrañar el misterio de lo que sucedió con la supuesta última obra que el escritor creó. Por si fueran pocos alicientes, por el camino el libro ofrece también una fotografía de lo que fueron y son ciudades como La Habana o Matanzas en ambos momentos del tiempo.

Guerra del tiempo y otros relatos (Alejo Carpentier)

Se trata de un libro de cuentos o relatos cortos que consta de una primera parte titulada “Guerra del tiempo”, una trilogía, y una serie de relatos variados e inclasificables que completan el libro. En la primera parte, el autor juega a su antojo con el recurso del tiempo, engañando al lector con historias en las que el tiempo transcurre hacia atrás y con saltos entre épocas que exigen la máxima atención para no perderse. El resto, aunque variados, tienen el denominador común de tratar de transmitir la esencia de Cuba y de lo cubano. En su conjunto, los relatos son un buen exponente de esa literatura experimental que los escritores latinoamericanos tanto se han esforzado en trabajar.

El viejo y el mar (Ernest Hemingway)

Es esta una de las novelas ambientadas en Cuba del Premio Nobel de Literatura estadounidense, y en ella recrea la jornada de trabajo de un viejo pescador que ya parece haber recorrido en la vida más trayecto del que le queda por delante. Comenzando con los preparativos matutinos para una jornada en la que espera recuperar la buena suerte, pues atraviesa una mala racha en cuanto al éxito obtenido en sus faenas, y terminando con una llegada a casa tan deseada como desalentadora, el principal hito del día es la costosa pesca de un enorme pez, aunque por encima de ello, es la romántica relación del viejo con el mar y con los peces la que es la auténtica protagonista del relato.

Cuba a cámara lenta (César G. Calero)

Se trata de un libro a medio camino entre la crónica y el ensayo, en la que el autor se dedica a recorrer distintas partes de la geografía cubana con el fin de ofrecer con conjunto de testimonios que articulen una imagen fiel y realista del país. Valiéndose del conocimiento del país que logró alcanzar después de varios años trabajando como corresponsal en él, Calero charla con las gentes, se aloja en sus casas, cuenta algunas de sus inigualables historias y da a conocer aspectos del día a día de los cubanos, siempre con el fin de ofrecer una visión de un momento histórico supuestamente relevante: el del fin de un régimen comunista que, sin embargo, varios años después aún se niega a marcharse de las vidas de los cubanos.

Bebida para señoritas (Arantza Prádanos)

En este libro, en el que la autora cuenta un viaje por distintos países e islas del Caribe que se puede considerar una ruta temática que persigue conocer los orígenes y la historia del ron, hay un capítulo dedicado a Cuba. La Habana y Trinidad son las dos ciudades en las que Prádanos se centra, y en ellas, y a través de lo que ve, escucha e indaga, le ofrece al lector valiosa información sobre temas de la cultura y la historia del país, como la Santería, la esclavitud, o la llegadade Colón a la isla. Además, y como no puede ser de otra forma teniendo en cuenta el propósito del libro, no deja de hablar de la historia del Bacardí, uno de los rones cubanos más conocidos.

Unos apuntes geográficos, históricos y culturales que ayudan a entender la literatura

Cuba es un país ubicado en el Caribe, compuesto por la isla que recibe el mismo nombre y que es considerada una de las Antillas Mayores, por la de menor tamaño Isla de la Juventud, y por otras serie de islas, islotes y cayos de menor tamaño e importancia. El país cuenta con un clima tropical y el medio predominante es el de selva boscosa, mientras que en lo que concierne a la Geografía Política, merece la pena destacar que la cercanía de Estados Unidos y de México ha tenido una notable influencia en el devenir del país.

Los taínos, un pueblo llegado desde la parte norte de Sudamérica, poblaban el país cuando los españoles hicieron acto de presencia y Diego Velázquez completó la conquista y fundó varias ciudades, un momento a partir del cual el dominio español se iba a erigir en protagonista al quedar la isla integrada en el Virreinato de Nueva España y al proceder la Corona española a la explotación de la riqueza natural de la isla. En el siglo XIX, sin embargo, se iba a formar una identidad nacional que iba a cristalizar con la independencia obtenida en 1898. El siglo XX iba a traer una convulsa segunda parte, con una revolución y la implantación de un sistema comunista que aún pervive en el siglo XXI.

Cuba es un auténtico crisol de etnias, razas, culturas y orígenes, como no podía ser de otra forma teniendo en cuenta que en la composición de quienes componen su sociedad han participado indígenas americanos, europeos y los africanos que desafortunadamente llegaron a la isla como esclavos. Todas las influencias juntas, sin embargo, se han articulado de tal forma que es perfectamente reconocible la cultura y la forma de ser cubana. En lo religioso, unos dos tercios de la población se declara cristiana, aunque crecen los seguidores de las religiones sincretistas que se nutren de deidades y prácticas de origen africano, como la Santería.

 



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