La literatura de Egipto


País: 
Egipto

La literatura de Egipto

La del Antiguo Egipto ha sido una de las grandes civilizaciones de la Antigüedad, y como no podía ser de otra forma, el desarrollo y el nivel alcanzados en el ámbito literario no desmerece el progreso que se consiguió en otras parcelas y disciplinas. En el cuarto milenio a.C. nacían la escritura jeroglífica y la hierática, y en el Imperio Antiguo –la primera de las fases en que se subdivide el período de vigencia de la civilización, que tuvo lugar entre los siglos XXVII y XXII a.C.- ya había obras literarias como textos funerarios, cartas, himnos, poemas y textos autobiográficos, que tenían como propósitos principales describir la trayectoria de ciertos funcionarios o servir como medio de comunicación con divinidades y espíritus. Por mencionar algunas obras, destacan en esta primera etapa los “Textos de las pirámides” o el “Papiro de Ipuur”.

Fue en el Imperio Medio (siglos XXI a XVIII a.C.) cuando, de la mano del surgimiento del gremio de los escribas, la literatura se enriqueció y diversificó, surgiendo nuevos géneros como el de la enseñanzas o instrucciones (una especie de libros de sabiduría de índole didáctica que formaban parte de los programas de estudios), los lamentos (que son descripciones de cambios sociales y religiosos que generalmente tenían un tono pesimista) y la narrativa (consistente en cuentos, historias y relatos generalmente protagonizadas por héroes ficticios legendarios), que se sumaron a las formas literarias heredadas del Imperio Antiguo y que tuvieron continuidad en este período, y a otras que surgieron nuevas, de menor relevancia, como los anales –que contenían información de campañas llevadas a cabo por reyes-, las crónicas o las listas de reyes. Son obras conocidas de este período las “Instrucciones de Amenemhat” o la “Historia de Sinuhé” Por último, en el conocido como Imperio Nuevo (siglo XVI a XI a.C.), ganan importancia los textos históricos –como consecuencia de la intensificación de las conquistas-, alcanza gran popularidad la narrativa –en particular con la forma del cuento- y nacen los poemas amorosos –que eran cantados y recitados por los jóvenes en las reuniones que celebraban-. Como obras relevantes, se pueden mencionar el “Gran Papiro Harris” y la “Historia de los dos hermanos”, entre otras muchas. Como rasgos comunes a la literatura de los tres períodos, se pueden mencionar la invocación constante a las divinidades, el recurso a la mitología, la utilización de paralelismos y el hecho de que se desconozca el autor de la gran mayoría de las obras.

Tras la época clásica del Antiguo Egipto,  merece la pena mencionar el período en el que en el territorio egipcio se generó literatura en griego, con aportación destacada de los autores Apolonio de Rodas y Nono de Panópolis, y aún más tarde, en concreto a partir del siglo VII, el período árabe, que trajo una renovación de la literatura. Esta pasó a manifestarse principalmente en forma de epopeyas (que generalmente eran orales, se recitaban en verso y narraban sagas de tribus beduinas) y de novelas (como “El teólogo autodidacta”, de Ibn al Nafis), y permitió literatura de minorías como la copta (que fue principalmente una literatura religiosa, destacando los “Manuscritos de Nag Hammad”) y la judaica (en la que sobresalió el autor Filón de Alejandría). También merece la pena destacar el hecho de que es comúnmente aceptado que muchos de los relatos que conforman la mítica obra “Las mil y una noches” derivan de tradiciones medievales egipcias.

En lo que concierne a la literatura moderna, tomando como tal la que se desarrolló del siglo XIX en adelante, hay que destacar la relevancia del teatro (a Yaqub Sannu se le conoció como “el Moliere egipcio” y Tawfiq Al-Hakim creó el teatro egipcio moderno), la presencia del movimiento conocido como Al-Nahda (de ideario similar al del Renacimiento europeo) y la importancia de la novela (nació a partir de traducciones de novelas europeas, y Muhammad Hussein Haykal escribió la que es considerada la primera novela egipcia). Aparte de los nombres mencionados, destacan los de Naguib Mahfuz (autor principalmente de obra narrativa y galardonado con el Nobel de Literatura en 1988), Ihsan Abdel Quddous (novelista cuyas obras fueron adaptadas a otros formatos, como el cine o el teatro), Alaa Al-Aswani (novelista de gran impacto en el mundo árabe), Taha Hussein (llamado “el decano de las letras árabes”), Mustafa Amin (escritor y periodista de gran popularidad), Out el Kouloub (escritora que escribió en varias lenguas, principalmente ficción), Bahaa Tahir (que ha ganado premios internacionales), Ibrahim Aslan (una de las principales figuras de la narrativa del país), Yusuf Idris (novelista, dramaturgo y cuentista que escribió sobre tradiciones y folclore egipcios), Munira Thabit (escritora y periodista), Tarek Heggy (uno de los escritores más reputados, que escribe sobre temas políticos principalmente), Latifa al Zayyat (destacada escritora, panarabista y activista) o Louis Awad (que introdujo en Egipto la crítica literaria moderna y escribió poemas).

La literatura sobre Egipto

Egipto y la civilización que allí se desarrolló han sido un factor de atracción desde tiempo inmemoriales, por lo que ya en la Antigüedad llegaron viajeros que dejaron testimonios de sus andanzas e impresiones; es el caso de viajeros que a la vez ejercieron como historiadores como los griegos Heródoto y Estrabón o como el romano Flavio Josefo. También visitaron el país los célebres viajeros medievales Benjamín de Tudela e Ibn Battuta.

La Egiptología siguió adelante, incluso con más fuerza, en los siglos siguientes, por lo que los textos escritos sobre el país han abundado, pero la mayoría de las aportaciones han llegado en el ámbito de la Historia, la Arqueología, u otras disciplinas, y en este artículo nos centraremos en lo eminentemente literario. En los siglos XVIII, XIX e inicios del XX, podemos destacar las obras “Viaje a Turquía y Egipto”, de Jean Potocki, “El Nilo. Cartas de Egipto” y “Egipto. Viaje a Oriente”, ambos del escritor francés Gustave Flaubert, “El Egipto de los magos”, de Rudyard Kipling, “El Cairo. Viaje a Oriente I” del poeta Gerard de Nerval y "Viajes por Egipto y Nubia", de Giovanni Belzoni. Son de finales del siglo XX o del XXI “El viaje de un egiptólogo ingenuo”, de Tito Vivas y “El tiempo cautivo. Un viaje por las sensaciones de Egipto”, de Alejandro Sanz Láriz. También han escrito sobre Egipto, en libros que además hablan sobre otros países, Ryszard Kapuscinski, Javier Reverte o Enric Balasch.

Lecturas propuestas

La esposa deseada (Naguib Mahfuz)

En este clásico del Premio Nobel de Literatura egipcio, se cuenta la historia de Izzat, primero un niño y después un adolescente y un adulto cuya vida se va a desarrollar principalmente en medio de un círculo reducido de personas, a saber, su madre, un amigo, y su enamorada. Las historias y relaciones que entre ellos se van a ir desarrollando van a ir marcando la vida de Izzat, que no podrá hacer más que ver impotente cómo nada va saliendo como él quería. En el trasfondo de la historia, el lector podrá apreciar los problemas que surgen en el día a día de los egipcios como consecuencia del seguimiento de las tradiciones y convenciones de la sociedad, y los  maléficos e inevitables efectos del paso del tiempo.

Viajes con Heródoto (Ryszard Kapuscinski)

En este libro póstumo del célebre reportero polaco, se ofrece una especie de compendio de algunas de las peripecias viajeras más recordadas por el propio autor, siempre con el hilo conductor de los trabajos que dejó Heródoto, el primer historiador y uno de los primeros egiptólogos de la historia. Una serie de esas vivencias transcurren en Egipto, uno de los países que más le atrajo luego de visitarlo con motivo de su trabajo. Así, Kapuscinski deja al lector sus impresiones de El Cairo –en concreto de Zamalek, el barrio en el que se alojaba-, del Nilo –que fascinó tanto a Heródoto como al polaco-, de algunos enclaves cercanos a la capital –como Menfis- y de vivencias de esas que un viajero nunca podrá olvidar, como una vez en la que se enfrentó a una situación de serio peligro.

Etiquetas (Evelyn Waugh)

El célebre escritor de viajes británico acomete, y cuenta, en este libro un viaje que, a través de un crucero, le llevó a conocer distintos enclaves del Mediterráneo. Dentro de ellos, donde más tiempo se detuvo fue en Egipto, donde acumuló una estancia de un mes en la ciudad portuaria de Port Said, desde la que además visitó El Cairo y Helwan. En un tiempo en el que Egipto era colonia británica, Waugh intenta sumergirse en la cultura árabe –por ejemplo, durante su estancia tiene lugar el período del Ramadán-, y bucear en una ciudad de calles y barrios europeizados y de teatros y clubes, pero también de buhoneros y limpiadores de botas y de negocios de reputación más dudosa.

Vivir para viajar (Enric Balasch)

En este libro de viajes atípico por su estructura, pues trata de experiencias en diversos países, una de las secciones habla sobre Egipto, un país por el que el autor siente devoción, y que le llevó a emprender un viaje para explorar las huellas de su antigua civilización. Balasch reparte su viaje por lugares como El Cairo, Menfis o Dendera, y en ellos investigará misterios sobre antiguos dioses como Osiris e Isis, visitará templos, tumbas y necrópolis, conocerá pirámides e historias de faraones, rastreará referencias de los historiadores Heródoto y Flavio Josefo o se empapará de cómo funcionaban el comercio o el ejército en el Antiguo Egipto.

Unos apuntes geográficos, históricos y culturales que ayudan a entender la literatura

Egipto es un país que se sitúa en la esquina nororiental de África, y cuyo territorio está en gran parte ocupado por desierto. El agente natural más importante del país y para sus habitantes es el Río Nilo, en torno al cual se articulan los principales núcleos de población. Actualmente se trata de un estado de gran relevancia en el mundo árabe, e incluso es allí donde se fundó la Liga Árabe, cuya sede está actualmente en El Cairo. La Península del Sinaí, en el noreste del país, ha sido y es enclave estratégico por separar África de Asia y por ser lugar de comunicación entre el Mar Mediterráneo y el Mar Rojo.

En Egipto nació una de las primeras grandes civilizaciones de la historia, tomando el testigo de las que habían surgido y se habían desarrollado en Mesopotamia, para avanzar en el desarrollo de la humanidad y de la civilización. Después del largo período, dividido en tres fases diferenciadas, en el que la civilización tuvo su período de esplendor, el país estuvo bajo las influencias griega, romana, árabe, otomana y británica, hasta llegar a un siglo XX en el que el país ha vivido la independencia, varios gobiernos militares, algunas guerras, e históricas revoluciones populares como la de la Primavera Árabe.

Egipto es en la actualidad un país de clara identidad árabe, pues de origen árabe es la práctica totalidad de su población, con excepción del pueblo nubio del sur del país. En la actualidad, la mayoría de la población egipcia –en torno al 80%- profesa el Islam, en concreto en su variedad suní, aunque también tienen relevancia las minorías de coptos y coptocatólicos –entre ambos reúnen al 16% de la población-. Fuera de lo religioso, en la Península del Sinaí también existen minorías de beduinos, los antiguos pobladores del desierto.

 



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