La literatura de Estados Unidos


País: 
Estados Unidos de América

La literatura de Estados Unidos

A diferencia de lo que ocurrió en otros países americanos, en Estados Unidos la población indígena no formaba un imperio sólido y predominante a la llegada de los europeos, sino que constaba de multitud de pueblos y comunidades fragmentadas que, si bien tenían cierta identidad común, también presentaban diferencias culturales notables. Por ello, el análisis de la literatura oral de esos pueblos es en realidad el análisis de muchas literaturas, por lo que, al igual que ha ocurrido en otros artículos, se han seleccionado varias de ellas con el fin de que puedan ilustrar la situación del conjunto.

Los relatos que componen la literatura oral de los navajos son ricos, expresivos y complejos, y se basan en el concepto de la existencia de varias edades de historia sagrada. Su mito de la creación habla del surgimiento del Sagrado Viento y de brumas de luz que ascendieron a través de la oscuridad para proporcionar vida, en un tiempo en el que el aspecto espiritual existía a pesar de que no existiese aún el físico. Los relatos también hablan de Gente Sagrada, de coyotes, de monstruos y de un Tiempo del Fin que llegará en algún momento. La literatura oral de los cherokee, por su parte, se centra en contar hazañas de las tribus –en particular, de sus mujeres legendarias- y casos de curaciones milagrosas, así como en hablar de animales –con quienes los humanos podían hablar- y de seres sobrenaturales (por ejemplo, aves rapaces gigantes), mientras que la creación habría sido obra de un Creador o Gran Espíritu. Por su parte, los indios hopi cultivaron una literatura oral orientada a mostrar su concepción del mundo mediante la concurrencia de un dios supremo que está acompañado de otros dioses, como el de la guerra o el del maíz, y de una serie de mundos que van surgiendo conforme los mundos previos se van corrompiendo.

Después del período en el que colonos ingleses llegaron a su nueva tierra, en el que apenas hubo literatura, la independencia política de finales del siglo XVIII vino acompañada de un intento de independencia literaria, de la mano de una primera generación de escritores entre los que destacan James Fenimore Cooper (un autor romántico que evocó el pasado y captó el mito de América olvidándose de lo europeo), Thomas Paine (que publicó una colección de ensayos anticolonialistas) y Thomas Godfrey (que pudo escribir y representar la primera obra dramática del país). Ya en el siglo XIX, llegaron al país los movimientos procedentes de Europa del Romanticismo (centrado en el yo y en las dimensiones espiritual y estética de la naturaleza) y del Trascendentalismo, que reaccionaba al racionalismo del siglo anterior. Son nombres destacados los de los ensayistas Ralph Waldo Emerson (de gran influencia en autores posteriores) y Henry David Thoreau (quien describe genialmente el individualismo estadounidense), los poetas Walt Whitman (del último período del trascendentalismo) y Emily Dickinson (con una poesía apasionada) y los novelistas y cuentistas Herman Melville (autor de algunas obras conocidas a nivel mundial), Jack London (que centró su obra en la naturaleza), Edgar Allan Poe (un maestro universal del relato corto) y Nathaniel Hawthorne (conocido por sus historias de ficción góticas y oscuras). A finales de ese mismo siglo XIX, tras la guerra civil entre el Norte y el Sur, iba a hacer acto de presencia la corriente del Realismo, que acompañando los cambios que experimentaba la sociedad (la urbanización, la industrialización, etc) iba a ver surgir a escritores como Mark Twain (que se volvió hacia el núcleo rural de la nación) o Henry James (que se orientó al cosmopolitismo).

El siglo XX iba a venir de la mano de los movimientos llegados de Europa del Modernismo y las Vanguardias, que supusieron un alto grado de experimentación e innovación en el ámbito literario, todo ello de la mano de figuras de la talla de Sinclair Lewis (novelista que utilizó la sátira, Premio Nobel de Literatura en 1930), Thomas S. Eliot (uno de los poetas más destacados de su momento, Nobel en 1948) y Robert Lee Frost (con poemas de significado profundo) en el campo de la poesía, de Francis S. Fitzgerald (que captó como pocos la vida en el país en los años 20), Ernest Hemingway (autor de repercusión universal, Nobel en 1954), John Steinbeck (de estilo sencillo pero evocador, Nobel en 1962) y William H. Faulkner (que hizo experimentos narrativos brillantes) en narrativa, y de Eugene O´Neill (con amplia obra y gran originalidad técnica, Nobel en 1936) en el ámbito del teatro. En la segunda parte del siglo XX iban a surgir movimientos propios como el de la Generación Beat (con Jack Kerouac, William Burroughs y Allen Ginsberg, que trataron la decadencia de la sociedad), el Policial Norteamericano (un notable desarrollo de la novela negra), la Literatura Afroamericana (surgida en Harlem, a cargo de Langston Hughes o Countee Cullen, entre otros) o el Realismo Sucio (que de la mano de autores como Charles Bukowski o Raymond Carver explora lo más sórdido de la condición humana), aunque también destacaron autores no tan adscritos a un movimiento, como por ejemplo los novelistas Phillip Roth (que con frecuencia escribe sobre el pueblo judío en Estados Unidos), Toni Morrison (Nobel en 1993) o Paul Auster (con tintes existencialistas y absurdista) o el dramaturgo Tennessee Williams (ganador de diversos premios y autor de obras de teatro mundialmente conocidas). Por último, destacar que Estados Unidos ha ofrecido al mundo algunos de los mejores escritores dentro del género de la literatura de viajes, como es el caso de Paul Theroux o Peter Mathiessen.

La literatura sobre Estados Unidos

Hay dudas sobre si Vinland, el lugar acerca del que escribió el vikingo Leif Eriksson en la saga que narraba su viaje de principios del siglo XI estaba en Estados Unidos o en Canadá, por lo que el “Naufragios” del conquistador español Alvar Nuñez Cabeza de Vaca puede ser uno de los primeros testimonios que alguien llegado de fuera dejó sobre Estados Unidos, en concreto de la región de Florida (viaje y testimonio tuvieron lugar en el siglo XVI). Sobre Estados Unidos, su naturaleza y sus indígenas escribió también en varias obras el célebre naturalista Alexander von Humboldt en los siglos XVIII y XIX, de la misma forma que lo había hecho de Alaska el cronista de la también expedición naturalista de Alejandro Malaspina.

De algo más adelante, mediados del siglo XIX es la aportación que el argentino Domingo Faustino Sarmiento dejó sobre el país en varios de sus libros. En los siglos XX y XXI destacan las contribuciones de Alfonso Armada (con “Viaje por el borde entre Estados Unidos y México”, aunque también tiene varios libros dedicados a Nueva York) y de William Leas Heat-Moon (con “Carreteras azules”).

Es digna de destacar la aportación en el género de literatura de viajes por su país de los propios autores estadounidenses, con aportaciones que son clásicos de la literatura de viajes como “Viajes con Charley”, de John Steinbeck, y “En el camino”, de Jack Kerouac.

Lecturas propuestas

La ciudad (William Faulkner)

Con esta historia, contada desde tres puntos de vista diferentes y que transcurre en una ciudad de provincias cualquiera de Estados Unidos, Faulkner nos muestra lo más profundo de la vida y de la mentalidad estadounidense (aunque el libro forma parte de una trilogía, puede perfectamente leerse de forma individual). Los Snopes, una familia con mucha historia a través de sus distintas generaciones, es la protagonista en un escenario por el que desfilan los más característicos personajes del Estados Unidos profundo, sus quehaceres cotidianos y sus nunca sencillas relaciones personales.

El libro de las ilusiones (Paul Auster)

Se trata de un ameno libro del genial e innovador escritor estadounidense que narra las vivencias de un profesor de literatura que acaba de sufrir una horrible tragedia familiar, de la que le sacará la fantástica historia  que va a vivir: la inmersión en la biografía de un célebre actor cómico argentino del cine mudo que desapareció misteriosamente, a través de una investigación que le hará desplazarse a otros estados del país, conocer a la que fue la esposa del actor y escribir un libro sobre la figura de este. La narración de la historia tiene el sello inconfundible, un tanto surrealista, de Auster.

Suave es la noche (Francis Scott Fitzgerald)

Aunque en esta obra con tintes autobiográficos prácticamente toda la historia transcurre en Europa, estadounidenses son los personajes, y estadounidense es el estilo de vida que esos personajes llevan a cabo. Se trata de gente guapa y que mola cuya principal preocupación en la vida es la de disfrutar, y entre fiestas, flirteos y enredos va transcurriendo la historia hasta que ciertos hechos y problemas van a venir a truncar lo que podría considerarse una existencia idílica. Los celos y envidias entre el inicialmente afable grupo y la llegada de una enfermedad para uno de sus miembros complicarán la existencia de la pareja protagonista de la historia.

Breve historia de los indios norteamericanos (Gregorio Doval)

Es este un excelente libro para conocer más sobre las comunidades nativas del norte de América y sobre la agitada historia que se han visto obligadas a vivir. Grandes genios como Caballo Loco, Toro Sentado o Nube Roja lideraron los destinos de comunidades indígenas como los iroqueses, los cherokee, los pies negros, los comanches o los navajos, enfrentándose a complicadas vicisitudes como las masacres que sufrieron a manos de los nuevos pobladores de un territorio que había sido siempre suyo, o como las largas marchas que se vieron obligados a acometer para verse confinados en reservas.

Historia de Nueva York (Enric González)

Se trata de un libro escrito a partir de lo vivido y aprendido durante la etapa en la que el autor fue corresponsal de un periódico en Nueva York. Desde los primeros momentos en los que se dedica a buscar apartamento hasta la emotiva despedida que hace de la ciudad, con su estilo afilado y perspicaz González nos habla de los inicios de Nueva York (en un primer momento llamada Nueva Amsterdam), de la historia de los rascacielos, de algunos de los más célebres mafiosos, de partidos de béisbol y de anécdotas historias de los más conocidos barrios de la urbe.

Unos apuntes geográficos, históricos y culturales que ayudan a entender la literatura

Estados Unidos ocupa gran parte del territorio de la Norteamérica continental, que comparte con Canadá y México. El país extiende sus dominios desde el Océano Atlántico hasta el Pacífico, y como es de suponer, en tal cantidad de territorio pueden encontrarse grandes llanuras, inhóspitos desiertos, enormes lagos y frondosos bosques. Desde mediados del siglo XX el país se erigió en líder de la economía y de la política del mundo.

La llegada de los europeos cambió todo para los indígenas, ya que a partir de ese momento las cosas comenzaron a funcionar de la manera que implantaron los llegados desde un lejano continente. Desde un primer momento hubo asentamientos de holandeses e ingleses, y a finales del siglo XVIII tuvo lugar la Guerra de Independencia que culminó con la creación del nuevo país y el desarrollo del mismo mediante una constante y eficiente actividad económica que, no obstante, iba a generar diferencias que se terminarían saldando en la guerra civil entre el Norte y el Sur del país. El siglo XX iba a traer un nuevo rol, en una posición en la que, yendo de menos a más, Estados Unidos se fue perfilando como el líder a nivel mundial en los ámbitos económico y político.

Estados Unidos cuenta con una sociedad moderna y multicultural que pasa por ser la más avanzada del mundo en numerosos aspectos. En el país viven numerosas minorías étnicas; algunas de ellas son descendientes de los primeros pobladores de Norteamérica, y otras son colonias resultado de las distintas corrientes migratorias que han llevado hasta allí a personas de prácticamente todas las nacionalidades que existen. La religión mayoritaria en el país es la cristiana, y dentro de ella hay mayoría protestante.



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