La literatura de Ghana


País: 
Ghana

La literatura de Ghana

Como es habitual en los países africanos, en Ghana existe una notable diversidad étnica, siendo también amplia y diversa la literatura oral que entre todos esos pueblos se generó; por ello, se elegirá como representativo el caso del pueblo akan, ya que con su poblamiento en el sur del país han sido uno de los que mayor relevancia han tenido en la historia local.

La literatura oral del pueblo akan incluye manifestaciones literarias tan variadas como proverbios, poemas, cuentos y canciones folclóricas, que transmitían algunos de los más importantes mitos y leyendas y que eran reproducidos en contextos como las ceremonias y rituales llevados a cabo con motivos religiosos o de celebración del ciclo de la vida, que solían contar con elementos colaterales como los actos de libación o la música producida con tambores (en cualquier caso, y más allá de los usos concretos, hay estudios que han demostrado que esa literatura oral era una fiel representación de la visión del mundo, los valores, miedos, aspiraciones y esperanzas del pueblo akan antiguo). De entre todos esos mitos y leyendas, tal vez los que más se han llegado a conocer han sido los de los ashanti –un subgrupo étnico dentro del pueblo akan que fue ganando poder con el paso de los siglos-, que tratan tanto de explicar el origen de los principales recursos, artefactos y símbolos a través de los cuales  las comunidades funcionaban, como de enseñar valores morales positivos (como el trabajo duro, la perseverancia y la obediencia). Dentro de esos mitos ashanti, sin duda el más relevante es el de la creación, en el que se narra cómo la intervención de una serpiente enviada por los dioses fue decisiva para que los recién creados seres humanos fuesen capaces de procrear y de dar continuidad a la especie, y en lo que concierne a los personajes, no hay otro más relevante que Anansi, muy presente en el folclore en el país y que, casi siempre adoptando la forma de una araña, y sabiendo ser tan sabio como embaucador, no tiene problema en usar su creatividad para vencer a cuanto oponente se le presenta.

A finales del siglo XIX, la ya dilatada presencia de los europeos en la región derivó en la conversión del hoy territorio ghanés bien en colonia –el sur-, bien en protectorado –el norte-, en ambos casos bajo el paraguas británico, y esa nueva etapa, al igual que en prácticamente todos los países africanos, iba a significar también la aparición de una nueva literatura, la colonial, por supuesto plasmada en inglés. En el caso de Ghana, los principales representantes de las letras de ese período colonial fueron Joseph Ephraim Casly Hayford (también conocido como Ekra-Agiman, que publicó la que probablemente fue la primera novela africana escrita en inglés), Mabel Dove Danquah (una de las primeras mujeres africanas en dedicarse a la literatura, aunque viéndose obligada a utilizar varios pseudónimos) o Michael Dei-Anang (que se enfocó en la divulgación de los mitos y tradiciones del pueblo akan).

Pero es sin duda en el siglo XX cuando, con la independencia, se produce la verdadera explosión de la literatura nacional, así como la proliferación de autores locales. Entre los más notables, podemos destacar a Ama Ata Aidoo (novelista y poetisa que ha defendido las causas africana y feminista), Kofi Anyidoho (autor de varias colecciones de poesía), Ayi Kwei Armah (novelista defensor del panafricanismo), Kofi Awoonor (principalmente poeta, aunque también se ha prodigado en otros géneros), Joe de Graft (dramaturgo que utilizaba sus obras para influir en la juventud del país), Amma Darko (novelista que ambienta sus obras en la cotidianeidad de Ghana), Bediako Asare (novelista cuya obra tenía una alcance panafricano), Kojo Laing (novelista y poeta que ha tratado los temas de la identidad y la alienación y que incluso se ha atrevido con el género del Realismo Mágico), Atukwei Okai (poeta de prolífica obra), Taiye Selasi (una de las escritoras de mayor proyección internacional en la actualidad), Yaa Gyasi (novelista que ha ganado varios premios), George Ayittey (que ha escrito ensayos sobre la situación actual del país en todos los órdenes) o Efua Sutherland (novelista y dramaturga de gran influencia en la cultura y la literatura del país).

La literatura sobre Ghana

Fueron probablemente los exploradores y cronistas que formaban parte de las expediciones portuguesas del siglo XV los primeros en emitir testimonios sobre el actual territorio de Ghana, ya que una vez superada por primera vez la barrera –sobre todo psicológica- que suponía el Cabo Bojador, se dedicaron a explorar el Golfo de Guinea, y se tiene constancia de que en 1471 llegaron a una isla-península que pertenece a la actual Ghana que denominaron Mina d´Ouro y que posteriormente terminó llamándose Elmina. Después, uno de los extranjeros más relevantes que han escrito sobre Ghana fue el británico Thomas Edward Bowdich, que dejó constancia de sus interacciones con los ashanti.

En la literatura de viajes moderna, no abundan los libros dedicados en exclusiva a viajes por el país, aunque sí existen valiosos testimonios dentro de libros dedicados al conjunto del continente por parte de autores tan prestigiosos como Ryszard Kapuscinski (con “Ébano”), V. S. Naipaul (con “La máscara de África”) o Richard F. Burton (con “Vagabundeos por el oeste de África”). Otra publicación sobre el país es “Chicos del cobre”, de Vicente Albero.

Lecturas propuestas

Lejos de Ghana (Taiye Selasi)

Es esta una novela contemporánea que narra los acontecimientos y vivencias que se dan en el seno de una familia que, en cierto modo, vive a caballo entre Ghana y Estados Unidos. Desde el inicio del libro, cada uno de los miembros de esa -generosa en cuanto a miembros- familia va formando y constituyendo sus anhelos y ambiciones personales en las distintas etapas de la vida que van atravesando, de forma que la historia va ganando en complejidad e interés. Además del componente puramente literario, el libro cuenta con una aportación costumbrista que le da al lector buena idea, no solo del modo de vida de los africanos emigrantes en un país como Estados Unidos, sino también de algunos elementos tradicionales ghaneses que en la familia se mantienen.

Nuestra hermana aguafiestas (Ama Ata Aidoo)

Se trata de un atrevido testimonio por parte de la autora ghanesa, sobre todo teniendo en cuenta la época en la que se escribió y publicó, los años setenta del siglo XX. Cuenta la historia de Sissie, una joven ghanesa que emigra a Europa y que se ve enfrentada a un mundo, no solo completamente novedoso y desconocido para ella, sino en el que, además, la concepción que se tiene del pueblo al que ella pertenece dista mucho de ser la que imaginaba. Combinando lo que le va aconteciendo a la protagonista con diversos comentarios, conversaciones y reflexiones de índole histórica y social, la autora consigue transmitirle al lector una fiel reproducción de cuál podía ser el sentir del pueblo negro con respecto al tratamiento que los europeos les habían dispensado a lo largo de la historia.

Ébano (Ryszard Kapuscinski)

En este clásico de la literatura de viajes que es imprescindible para conocer cómo los europeos se aproximaron a los recién nacidos estados independientes africanos, no solo Kapuscinski dedica un espacio a Ghana, sino que además comienza el libro con sus vivencias en ese país. Lo visitó en 1958, solo un año después de la proclamación de la independencia, y entre otros aspectos, el autor nos habla de la vida en las calles de Accra, del mundo espiritual africano, de las diferencias entre europeos y africanos en lo que respecta a la concepción del tiempo, y de algunos rasgos de la mentalidad tradicional del continente. También cuenta algunos pormenores de los medios de transporte del país, así como algunas de las sensaciones que le asaltan a lo largo de su viaje.

La máscara de África (V.S. Naipaul)

En este excelente libro, el Nobel trinitense transmite cuanta información consiguió recabar en un viaje por varios países por África que tuvo el objetivo de conocer la esencia de las creencias y tradiciones africanas. Uno de los seis capítulos del libro, en concreto el titulado “Los poseídos”, está dedicado a Ghana, y en él, mediante las conversaciones con algunas de las personas que conoce, el autor repasa diversas las creencias y prácticas tradicionales de los ashanti y de los ga (dos de las principales etnias del país), como por ejemplo las consultas a oráculos o los rituales funerarios. Sin embargo, también deja patente la notable extensión de las creencias cristianas por el país y cuenta algunos detalles de su pasado y de su presente.

Unos apuntes geográficos, históricos y culturales que ayudan a entender la literatura

Ghana es un país situado en la amplia zona geográfica conocida como África Occidental, y más concretamente en el Golfo de Guinea. Se trata de un país relativamente pequeño para los estándares del continente africano, y mientras que en el norte el medio dominante es el de la sabana, el sur del país está cubierto por una frondosa y generosa selva. Por lo demás, se trata de un país bastante llano en el que la presencia del Lago Volta es decisiva en distintos aspectos de la vida de los ghaneses.

Diversos pueblos autóctonos poblaban el hoy territorio ghanés (aunque algunos de ellos tuvieron mayor relevancia, como el pueblo akan), antes de que los europeos llegasen a la zona con motivo del paso de las expediciones que buscaban doblar el continente africano por el sur. Portugueses, daneses, neerlandeses y británicos fueron quienes fueron estableciéndose en territorio ghanés, llegando a constituirse la colonia británica conocida como Costa del Oro. El país obtuvo la independencia de la mano de Kwame Nkrumah en 1957 –fue el primer país africano en conseguirla-, y poco después se constituyó una república, comenzando un período en el que ha conseguido llegar a ser uno de los países más avanzados del continente en lo político y en lo social.

Ghana es un país que cuenta con una notable diversidad étnica, ya que se han contabilizado más de cien grupos culturales y lingüísticos. El grupo akan (que alberga a etnias como las de los ashanti o los fante) es el de mayor presencia, pero destacan otros como el ewé, el ga, el dangme o el mossi, que viven en una de entre las distintas regiones del país (también hay un pueblo, el guang, que se reparte por todas esas regiones). En lo que concierne a la religión, en torno al 70% de la población es cristiana, aunque en muchos de los casos esa fe se encuentra acompañada de elementos y componentes de las religiones tradicionales animistas.

 



Comparte el artículo en las redes sociales