La literatura de Grecia


País: 
Grecia

La literatura de Grecia

Siendo una de las primeras civilizaciones avanzadas del mundo como fue, Grecia no podía sino contar con una tempranera literatura escrita, compuesta inicialmente por bardos o poetas que principalmente hablaban de hazañas y aventuras de diversos héroes. Los mejores exponentes de ello son las archiconocidas “La Iliada” y “La Odisea”, que narran, entre otras hazañas, la de la conquista griega de Troya. Estas obras, atribuidas a Homero, y en menor medida otras –destacan las de Hesíodo,  Pisandro de Rodas y Antímaco de Colofón-, además de ser valiosos documentos de conocimiento histórico y de permitir saber cómo era la vida de los antiguos griegos, han pasado a ser obras maestras de la literatura universal. Además de esa poesía épica que fue claramente protagonista, también hubo aún en esa primera época que se ha dado en llamar primitiva, otros géneros, como la poesía lírica (con canciones acompañadas de la lira –y de ahí el nombre del género- y protagonismo de Arquíloco, Terpandro o Anacreonte) o cierto tipo de poema filosófico (en él iban a prodigarse filósofos como Empédocles o Parménides).

Nuevos géneros iban a llegar en el denominado período ático (siglo VI a.C.), aunque destacan por encima de los demás la tragedia, con algunos de los principales nombres de la literatura griega antigua, como Esquilo (que introdujo un segundo actor aparte del coro y habló sobre los dioses y sus relaciones con los seres humanos), Sófocles (quien introdujo el tercer actor y fue considerado por muchos –Aristóteles incluido- el mejor autor de tragedias) y Eurípides (más realista que sus predecesores, y autor de diversas obras notables). Otros autores que destacaron fueron Aristófanes (uno de los grandes poetas cómicos) y Menandro (con una orientación hacia lo social) en comedia, Heródoto, Tucícides y Jenofonte en el género histórico, y Platón y Aristóteles en textos filosóficos. La etapa denominada helenística (a partir del siglo IV a.C.) iba a traer protagonismo para Calímaco de Cirene (autor de más de 800 obras) y Teócrito (considerado por muchos el más grande poeta de Alejandría) en poesía y de otros autores que, a través de la prosa, hicieron ensayos sobre diversas disciplinas científicas (Eratóstenes sobre Geografía, Hiparco de Nicea sobre Astronomía, etc).

Ya en la era posterior a Cristo, entramos en el período grecorromano (siglo II d.C.), en el que iba a destacar Plutarco (autor de las conocidas “Vidas paralelas”, un compendio biográfico de griegos y romanos notables) y en el que iba a nacer la primera forma de novela (el primer ejemplar del género pudo ser el “Romance de Ninos”), consistente en historias de amor y de aventuras de matrimonios obligados a separarse y que consiguen volver a unirse. El período bizantino (siglos IV al XV), por su parte, iba a dejar números figuras literarias notables, entre las que destacan varios teólogos como San Basilio de Cesarea o San Gregorio de Nisa, poetas como Digenes Akritas o críticos como Focio. A partir de ese momento, aunque hay componentes literarios dignos de destacar, como las canciones populares cretenses del siglo XVII o la poesía popular escrita en griego demótico en el siglo XVIII, lo más relevante de la evolución literaria va a llegar en el siglo XIX, con la presencia de Dionisios Solomos (líder de la escuela jónica de poesía), Emmanuel Roídis (satírico y crítico literario), Alexandros Papadiamantis (novelista y cuentista), Aristotelis Valaoritis (uno de los poetas más importantes del siglo) y Dimetrios Vernadakis (uno de los primeros dramaturgos modernos).

Ya en el siglo XX merece la pena destacar el bagaje literario de Kostís Palamás (considerado por la crítica uno de los poetas más importantes de Europa), Constantinos Cavafis (autor del mítico poema “Ítaca”), Nikos Kazantzakis (novelista y poeta traducido a muchos idiomas, con novelas muy populares como “Zorba el griego” o “La última tentación de Cristo”), Kostís Palamás (autor cercano al movimiento del Parnasianismo), Ilías Venesis (maestro del Realismo), Pandelis Prevelakis (novelista, dramaturgo, ensayista y poeta), Giorgios Seferis (Premio Nobel de Literatura en 1963), Cosmás Politis (que combina Realismo y Romanticismo), Vassilis Vasilicos (autor de más de veinte novelas), Odiseas Elitis (Premio Nobel en 1974) o Dimitris Lyacos (poeta y dramaturgo que utiliza elementos vanguardistas)

La literatura sobre Grecia

En la Antigua Grecia iban a aparecer algunos de los primeros escritores de viaje, que viajaron por diversos lugares –Grecia incluida-; es el caso de Heródoto (autor de una Historias basadas en el conocimiento adquirido en sus periplos), de Ptolomeo (autor de una Geografía), de Pausanias (considerado el creador del género de la literatura de viajes) o de Estrabón (autor de otra Geografía). Algunos conocidos viajeros medievales llegaron a territorio griego y narraron sus peripecias; es el caso de Benjamín de Tudela. De principios del siglo XX es “El viaje a Grecia”, del franco-heleno Jean Moreas, y de mediados de ese mismo siglo, son “Verano griego”, del francés Jacques Lacarriere, “El coloso de Marusi”, de Henry Miller, y “Viaje a la Grecia antigua”, del italiano Cesare Brandi.

En época contemporánea, han escrito sobre Grecia Javier Reverte (con “Corazón de Ulises”), Marta Monedero (con “La otra Grecia. Viaje a Salónica, Macedonia y los Balcanes del sur”), Xavier Moret (con “Grecia, viaje de otoño), Zbigniew Herbert (con “El laberinto junto al mar”) o Antonio Penadés (con “Viaje a la Grecia clásica. Del Monte Athos a Termópilas”). Como no podía ser de otra forma, se han escrito innumerables libros sobre la historia y el arte griegos, que sería imposible enumerar aquí.

Lecturas propuestas

La Iliada (Homero)

Este poema homérico, complementario de “La Odisea” –que es su continuación-, centra su acción en el mítico acontecimiento de la conquista de Troya, en concreto en los últimos días de la larga guerra que allí tuvo lugar. El protagonista indiscutible de la historia es Aquiles, aunque le acompañan una serie de personajes que también han ocupado un lugar preponderante en el olimpo de personajes míticos de la literatura griega, como Héctor, Ayax o Agamenón, entre otros. El destino, la lealtad, o la valentía son algunos de los temas y rasgos que más presentes están a lo largo y ancho de los versos que componen la obra. 

Tragedias (Esquilo)

Este libro contiene varias tragedias del dramaturgo que es considerado el primer gran representante de la tragedia griega. “Prometeo encadenado”, “Los persas”, “Las euménides”, “Los siete contra Tebas” o “Las suplicantes” son algunas de las obras recogidas en el libro, que recrean ese fantasmagórico mundo griego de los dioses, los humanos, el coro y las comunicaciones e interacciones entre esos grupos, y que están protagonizadas por algunos de los nombres que han pasado en la posteridad a ser protagonistas del imaginario de Occidente, como Agamenón, Orestes, Electra o Clitemnestra, entre otros.

Dramas y tragedias (Eurípides)

Buen libro para conocer a otro de los grandes autores trágicos de la Antigua Grecia, en el que se recogen varias de las obras que quedaron para la posteridad (solo 19 de las más de 90 que se cree que escribió). “Las troyanas”, “El cíclope”, “Ifigenia en Táuride” o “Alcestes” y “Electra” son las que componen este volumen, todas divididas en escenas que tienen como denominador común la plasmación de situaciones intensas, dramáticas y con frecuencia crueles, y que ofrecen al lector mitos y leyendas que han pasado a ser mundialmente conocidos.

Corazón de Ulises (Javier Reverte)

Se trata de uno de los primeros libros de Javier Reverte, en el que hace y cuenta un viaje por Grecia (también por territorios actuales de Turquía, siempre pertenecientes a la Antigua Grecia) persiguiendo las huellas de héroes y escritores y visitando algunos de los escenarios más relevantes de la historia griega antigua. Atenas, el Peloponeso, Creta, Rodas, algunas de las islas griegas (entre ellas, la mítica Ítaca, patria de Ulises) y varios lugares de Asia Menor son solo algunos de los lugares que el escritor recorre, mientras ilustra al lector con cantidades ingentes de documentada historia del país.

Vivir para viajar (Enric Balasch)

Es este un libro con una estructura atípica dentro del género de la literatura de viajes, pues no se trata de la narración de un viaje de manera cronológica, como suele ser habitual, sino que estamos ante el compendio de la narración de varios viajes que el autor ha hecho. En concreto en la cuarta sección del libro habla sobre su viaje a la isla de Ítaca, donde, como Reverte, persigue las huellas de Ulises, y en ella cuenta sus interacciones con los lugareños, sus peripecias para encontrar alojamiento o su visita a algunos monumentos de la isla, entre otros componentes del viaje.

Unos apuntes geográficos, históricos y culturales que ayudan a entender la literatura

Grecia es un país del Mediterráneo europeo que reparte su territorio entre una zona continental, la península del Peloponeso y una serie de islas. El país se encuentra en la zona del mundo –entendida en sentido amplio- en la que se desarrollaron las primeras civilizaciones notables, tal vez favorecidas por un clima benigno y unos recursos naturales generosos.

Tras el protagonismo del Creciente Fértil y del Antiguo Egipto, Grecia se erigió como el centro del mundo, albergando a distintas civilizaciones de gran progreso, como la minoica, la micénica, la ateniense o la espartana, solo por mencionar algunas. Aunque el esplendor no fue el mismo después, Grecia y su cultura iban a seguir siendo referencia en las etapas históricas helenística y bizantina, en las que su influencia se iba a dejar notar de forma notable. Después el país iba a caer en las garras del Imperio Otomano, del que obtuvo la independencia en el siglo XIX, para después vivir un intenso siglo XX con guerras tanto internas como con otros países, dictaduras y, finalmente, la entrada en la Unión Europea.

Frutos de un mestizaje similar al  de todas las grandes plazas del Mediterráneo (las principales civilizaciones estuvieron presentes en casi todos los rincones de ese compartido mar), el 91% de la población es étnicamente griega, mientras que un porcentaje aún mayor, el 98%, es cristiana ortodoxa.



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