La literatura de Irán


País: 
Irán

La literatura de Irán

La literatura persa abarca un extenso período que supera los 2.500 años, y consta de obras que datan del año 650 a.C. Además, la persa es la literatura en la que la poesía más relevancia ha alcanzado y más brillo ha conseguido tener. La primera forma de literatura en el territorio que hoy forma el país fueron las primeras inscripciones aqueménidas, hechas por algunos de los más conocidos reyes de esa dinastía (sobre todo Darío y Jerjes). También son ejemplos de literatura persa anterior a la llegada del Islam algunos trabajos de geografía –especialmente de la época de la siguiente dinastía relevante, la sasánida-, algunos ensayos cercanos a la crítica literaria, y diversos escritos zoroastrianos –precisamente de la religión que precedió al Islam-, entre los que se encuentra su libro sagrado, el Avesta, y sus comentarios, conocidos como Zend.

Los persas no perdieron, en cualquier caso, su lenguaje literario con la islamización que sufrió su cultura, y así, en torno al siglo VII d.C. ya tomó relevancia una poesía que puede considerarse como algo propio, y destacaron poetas como Ferdousí (uno de los poetas persas más reconocidos, autor del Libro de los Reyes), Daqiqi (que puso la poesía épica al servicio del nacionalismo) o Rudaki (considerado fundador de la literatura persa clásica), que llevaron el verso a obras de cualquier índole (incluidas las que menos podrían prestarse a ello, como la Ciencia o la Metafísica). (*Rudaki y Daqiqi vivieron en territorio hoy afgano y aparecen en el artículo dedicado a la Literatura de Afganistán de esta web, pero es inevitable mencionarles también en la entrada dedicada a Irán, por ser Afganistán zona de influencia persa en ese momento*). Aparte de esta poesía más épica, y también dentro de ese período clásico y de ese género literario, surgieron otros estilos como el exaltado (con patrocinio real, extravagantes panegíricos y aportación destacada de Omar Jayyam con su “Rubaiyat”), el jorasaní (con dicción altanera y lenguaje literario, con papel relevante de Asjadi u Onsorí, entre otros autores) o, ya más tarde, en el siglo XVIII, el eraqi, con protagonismo de la poesía lírica, presencia del ghazal (forma de verso poético consistente en coplas y estribillos con versos que comparten medida) y aportaciones de grandes de la poesía persa como Rumi (célebre místico y erudito), Saadi (de gran calidad en la escritura y profunda sensibilidad) o Hafiz (místico sufí y poeta de la corte). Fuera de la poesía, hay bagaje de autores de la época en narrativa (donde se erige como protagonista indiscutible la obra “Las mil y una noches”, en la que la princesa sasánida Sherezade narra cuentos míticos como “Aladino”, “Alí Babá y los cuarenta ladrones” o “Simbad el Marino”), el ensayo, la biografía o la hagiografía.

Puede hablarse de una literatura contemporánea ya en el siglo XIX, cuando se dio la fuerte transformación que llevó a que la poesía pasase a ser una forma de reflejar la realidad de un país que estaba cambiando, un proceso que requirió nuevos contenidos y experimentación con la estructura y la semántica. Influyeron de forma notable en ese cambio de conceptualización teóricos como Amir Kabir, Fathalí Ajunddzadé o Mirza Aqa Jan Kermaní. Son nombres relevantes de la literatura iraní del siglo XIX los de Hadi Sabvezari (notable poeta y místico) y Tahirih (también poetisa e importante figura religiosa). Ya en el siglo XX, son relevantes las figuras de Abdulhossein Zarinkoub ( erudito de literatura persa y cultura iraní), Houshang Golshiri (autor influyente que introdujo diversas técnicas literarias en el país), Forugh Farrokhzad (considerada una de las poetisas más influyentes del siglo), Sadeq Hedayat (novelista y poeta, autor de “El búho ciego, considerada una de las obras maestras de la literatura iraní del XX), Sahmat Behrangi (folclorista y escritor de relatos cortos), Iraj Pezeshkad (autor principalmente de historias cortas), Simin Daneshvar (considerada la primera gran novelista mujer iraní), Mahmoud Dowlatabadi (autor de una saga de diez obras sobre una familia kurda), Kamin Mohamadi (escritor especializado en vida y sociedad iraní), Azar Nafisi (Autora de éxito en la actualidad) y Shahriar Mandanipour (autor contemporáneo de notable popularidad).

La literatura sobre Irán

Irán fue lugar de paso entre los dos polos de la Tierra que más esplendor alcanzaron en los primeros siglos después de Cristo, sin olvidar que la propia Persia tuvo momentos de brillantez que le llevaron a ser foco de recepción de flujos de personas, mercancías,  capitales e ideas. Así, no tardaron en llegar los primeros textos sobre viajes por el país, entre los que destacan los de los principales viajeros medievales, como Marco Polo, Ibn Battuta, Benjamín de Tudela o Ruy González de Clavijo, que plasmaron Persia en sus respectivas obras. Del siglo XIX es “Al interior de Persia”, del español Adolfo Rivadeneyra.

En época contemporánea son referencia las obras “El sha”, de Ryszard Kapuscinski, “Muerte en Persia”, de Annemarie Schwarzenbach, “Postales persas”, de Gertrude Bell, diversos títulos de Ana María Briongos (como “Negro sobre negro” o “La cueva de Alí Babá”), “El viaje a Persia desde la antigüedad hasta nuestros días”, de Alfred. G. Kavanagh”, o “El jardín del fin. Un viaje por el Irán de ayer y hoy”, de Ángela Rodicio. También pertenecen a la literatura de viajes moderna sobre Irán los títulos “El vientre de las granadas”, de Javier Solana, “Ejes opuestos. Relato de un año en Irán”, de Miguel Garaizar, “Conocer Irán” y “Escuchar Irán”, de Patricia Almarcegui y “Puedes pisar mis ojos. Un retrato del Irán actual”. Por último, también han escrito sobre Irán –generalmente junto a otros países- en algunos de sus libros escritores notables como Luis Pancorbo (en “Caviar, dioses y petróleo”). Paul Theroux (en “El gran bazar del ferrocarril), Nicolas Bouvier (en “Los caminos del mundo”), o Colin Thubron (en “La sombra de la ruta de la seda”).

Lecturas propuestas

La casa de la mezquita (Kader Abdolah)

Se trata de un libro que narra las vivencias de los miembros de una extensa familia que, durante los últimos tiempos del sha de Persia, anteriores a la llegada al poder del ayatolá Jomeini, ve cómo su vida, así como la situación de todo el país, va cambiando radicalmente, lo que les hace pasar de la vida afable y tranquila de la que disfrutaban como regentes de la casa contigua a una mezquita, a una mucho más agitada en la que la tranquilidad y la supervivencia pasan a ser la principal y casi única preocupación. Personajes inolvidables, y las relaciones entre ellos, dan testimonio de una época de la que el país persa no podrá olvidarse fácilmente.

No sin mi hija (Betty Mahmoody)

En esta historia, que terminó siendo devorada por la siempre hambrienta literatura comercial, se cuenta la historia de una mujer estadounidense que, tras casarse en su propio país con un médico iraní, y tras pasar un tiempo viviendo con esa nueva familia familia, decide acompañarle a él en sus vacaciones a Irán. Nada es sencillo desde que llega a una ardiente y poco amigable Teherán, pero la situación se irá complicando con el paso de las semanas, lo que llevará a la protagonista a emprender una huida memorable por desiertos y montañas, tras la que podrá conseguir su indiscutible objetivo de supervivencia: abandonar Irán.

El sha (Ryszard Kapuscinski)

Es uno de los libros en los que el reportero polaco más en profundidad trata un país –tal vez en un nivel similar a la URSS en “El imperio”-, ya que en otros libros ha repartido mucho más sus estancias y testimonios entre distintos países. Viajando a través de las distintas ciudades clave de Irán (Teherán, Shiraz, o Qom, entre otras), Kapuscinski consigue mostrar lo mejor de su repertorio investigador, conversador e indagador, para mostrar los entresijos y vericuetos de un país único e irrepetible: el petróleo, la vida real del sha, el chiísmo, la Savak –el servicio de inteligencia del sha- o la llegada de Jomeini, entre otras características, situaciones y acontecimientos.

Los caminos del mundo (Nicolas Bouvier)

En este libro en el que el autor suizo viajó con un amigo pintor, no solo se desplazó por Irán, sino que además vivió durante una época prolongada –seis meses, los suficientes para pasar un invierno en el que las carreteras del país estuvieron cortadas- en la ciudad –y zona militar- de Tabriz, en la zona de influencia armenia. Tras conseguir el correspondiente permiso y sobreviviendo como pueden al que el mismo autor denomina punzante frío, los dos viajeros hacen transcurrir su vida entre la práctica de sus respectivas actividades artísticas, las escapadas a los alrededores de la ciudad y las conversaciones con los locales.

La sombra de la ruta de la seda (Colin Thubron)

Con su estilo desenfadado y atrevido, el escritor británico dedica la última parte de su libro a contar sus peripecias en Irán, por donde pasa en su viaje a través de la Ruta de la Seda, que recorrió en sentido inverso a como lo han hecho la mayoría de los viajeros europeos (partió de China para terminar en Turquía). Atravesando el país en autobuses locales, recorre las ciudades de Mashhad, Teherán o Tabriz –entre otras-, conversa con los locales sobre la guerra con Irak y otros acontecimientos de la historia del país, y visita las tumbas de algunos de los más célebres escritores de su historia.

Unos apuntes geográficos, históricos y culturales que ayudan a entender la literatura

Irán es un país de tamaño considerable de Asia Central, que por su dimensión y situación ha siempre tenido un papel relevante en la geografía, la economía y la política de su región, pudiendo equipararse su relevancia a la de otros grandes imperios regionales como el soviético o el otomano. La importancia estratégica viene además determinada por la cercanía a enclaves codiciados como el Golfo Pérsico, el Mar Rojo, o el Mar Caspio, así como al hecho de que es lugar de paso entre dos continentes.

No tardó Persia, cuando los persas se impusieron y asimilaron a los medos, en consolidarse como una de las civilizaciones de mayor desarrollo y poder de su región, que además era la más destacada del planeta en ese primer momento en el que no hacía mucho que la civilización había nacido no lejos de allí. El imperio tuvo diversos momentos de esplendor, aunque merecen la pena destacar aquellos en los que estuvieron en el poder las dinastías aqueménida y sasánida. La llegada del Islam iba a originar períodos de más y menos tolerancia de los elementos culturales persas. Nuevas dinastías y, en el siglo XVIII, los shas, se alternaron en el poder, en una época ya de mayor influencia occidental que iba a desembocar en la Revolución de 1979 que llevó al poder al ayatolah Jomeini, que trajo un fuerte antioccidentalismo.           

En Irán hay predominio de Islam chií. A pesar del predominio de la raza aria que constituyó el origen de los persas, en el país hay una notable diversidad étnica, pues los pueblos iranos conviven con kurdos, beluchis, armenios, azeríes, turcomanos y árabes, entre otros.



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