La literatura de Malasia


País: 
Malasia

La literatura de Malasia

La literatura que inicialmente tuvo lugar en el conjunto de los territorios que componen el estado moderno de Malasia (la península malaya y una parte de la isla de Borneo) fue la literatura oral de los pueblos aborígenes que los poblaban. Las relaciones entre los hombres entre sí por un lado y entre los hombres y los antepasados y los espíritus por otro lado, la influencia de estos seres sobrenaturales en la salud y en la disponibilidad de alimentos o los mitos de la cosmogonía de esos pueblos son algunos de los temas principales de los que esa literatura oral trataba. También merece la pena destacar que las historias adoptaban formas variadas, como el cuento, la leyenda, el mito, el poema, el proverbio, la epopeya o el romance, entre otras, y que la narración de esas historias con frecuencia iba acompañada de rituales que solían adentrarse en el terreno de lo místico. Por último, cabría añadir que, aunque se puede hablar de una identidad común entre las literaturas orales de los distintos pueblos, existían algunas diferencias entre las historias transmitidas en unas y otras etnias, siendo las de las regiones de Sarawak o Sabah algunas de las literaturas orales más reconocibles.

Tras esa literatura oral inicial, se podría hablar de lo que se ha dado en llamar literatura malaya clásica, que se puede dividir en dos ámbitos claramente diferenciados: el popular y el cortesano. En lo que concierne a los géneros literarios trabajados, se puede decir que se caracterizan por su variedad, ya que hubo espacio tanto para la prosa (en forma de historias, de cuentos, de colecciones de costumbres o de genealogías, entre otras formas literarias) como para el verso (destacaban sub-géneros como por ejemplo el pantun, un tipo de creación autóctona en la que se trataban de expresar ideas y emociones profundas y complejas). Pero, sobre todo, el tipo de texto que más se produjo es el histórico, en concreto con textos que relataban eventos históricos con frecuencia referidos a solamente una región particular del territorio malayo -están protagonizadas por los reyes de los distintos reinos y regiones- y que solían constar de dos partes, una primera más fantástica o legendaria en la que se atribuía un origen mítico a un personaje real -como un rey-, y una segunda que se ajustaba más a la realidad histórica. Este tipo de texto incluso cuenta con un nombre propio, como el de hikayat, y se extendió mucho en el tiempo, ya que los primeros datan del siglo XIV y continuaron produciéndose hasta el XIX. Dentro de esta corriente, destacan algunos títulos como “Los anales malayos”, “La epopeya de Hang Tuah” o “Historia de los reyes de Pasai”, aunque se podrían citar muchos más. Por último, dentro de este período clásico, merece la pena destacar dos rasgos más; por un lado, que muchas de las obras tuvieron un marcado carácter religioso (solían tratar distintos momentos de la vida de Mahoma), y por otro lado, que tuvo lugar una relevante influencia de la literatura de países vecinos o cercanos como la India, Indonesia o Irán (algunas de las más conocidas epopeyas malayas son en realidad transposiciones de epopeyas indias, javanesas o persas).

El siglo XIX es el momento de la aparición de lo que se podría considerar la literatura escrita moderna del país, que tuvo una fuerte influencia tanto de las tradiciones orales y clásicas del propio territorio malayo, como de la literatura islámica (sobre todo de la de Oriente Medio). Algunos autores que destacaron tanto en ese siglo como en la primera parte del XX fueron Abdullah Abdul Kadir (gran innovador de las letras malayas y considerado el padre de la literatura moderna del país), Abdul Kadir Adabi (que se caracterizó por una literatura teológica que trataba de proponer la religión como medio para solucionar problemas sociales), Abdul Rahim Kajai (uno de los principales abanderados de una novela que nació en los años veinte del siglo XX), Harun Aminurrashid (pionero en las letras malayas y prolífico autor de novelas, relatos cortos y ensayos) o Abdullah Sidek (cuentista que se enfocó en los temas del amor, el romance y las anécdotas morales), entre otras figuras principales. Y ya en un período aún más reciente (segunda parte del siglo XX y siglo XXI) se puede mencionar como autores principales a Abdullah Hussain (novelista de extensa obra que ha ganado premios nacionales), Zurinah Hassan (una de las primeras escritoras en ser reconocidas y premiadas gracias a su obra repartida entre distintos géneros), Abdul Samad Said (novelista y poeta considerado uno de los principales exponentes de las letras malayas de su tiempo y ganador de premios a nivel nacional y regional del Sudeste Asiático), Fatimah Busu (novelista y cuentista de muy amplia obra que está liderando a los autores malayos de ficción y que ha ganado múltiples premios), Faisal Tehrani (escritor y dramaturgo cuya obra ha estado algo envuelta en la controversia), Dina Zaman (autora que se ha dedicado a varios géneros y temáticas, aunque sobre todo a la ficción y la poesía), Usman Awang (novelista, poeta y dramaturgo que goza de reconocimiento) o Adibah Amin (periodista además de escritora, y autora de novelas y cuentos cortos algunos de los cuales han sido traducidos a otros idiomas).

La literatura sobre Malasia

Si en la Antigüedad no se disponía en Europa y África de los medios necesarios para poder llegar navegando al territorio de la actual Malasia (y por tierra, ese territorio quedaba más al sur de la ruta que seguían las caravanas que viajaban para comerciar), sí hay constancia de que algunos de los viajeros medievales más célebres pisaron suelo hoy malayo (es el caso del viajero tangerino Ibn Battuta, quien atravesó el Estrecho de Malaca para llegar a China desde los puertos malayos). Después, ya serían los navegantes europeos -principalmente españoles y portugueses- quienes comenzarían a dejar testimonios de su paso por el Estrecho de Malaca y de sus incursiones en territorio hoy malayo (el portugués Francisco de Almeida es uno de los nombres destacados en ese sentido, y también pasó por allí la expedición que llevaría a Magallanes a liderar la primera vuelta al mundo).

De un momento posterior, ya en los siglos XIX y XX, son los libros -que hablan de otros países además de Malasia- “Viaje al archipiélago malayo” de Alfred Russell Wallace y “Viaje a Australia, Nueva Zelanda y Malasia” de Gerald Durrell, ambos a cargo de naturalistas e ideales para conocer la fauna y la flora del país. También hay una serie de libros que cuentan una vuelta al mundo en la que, como por otros muchos países, los viajeros y autores pasan por Malasia.

Lecturas propuestas

La fábrica de sedas (Tash Aw)

Este libro trata la historia de un grupo tan heterogéneo como excéntrico compuesto por un magnate malayo que ha hecho fortuna con la fabricación de sedas, su hermosa mujer, un amigo inglés, y un japonés de aire seductor. El grupo realiza un viaje a un remoto archipiélago del Estrecho de Malaca, y aunque hay relaciones cruzadas entre todos los personajes y los focos de interés son varios, el principal, y el eje que articula toda la obra, es la enigmática personalidad de Johnny Lim, el magnate que parece capaz de lo mejor y de lo peor y que ha protagonizado una serie de historias controvertidas a lo largo de su vida.

Al límite de la fe (V. S. Naipaul)

Se trata de un ensayo del conocido autor trinitense -de origen indio- sobre el Islam, en el que utiliza la herramienta del viaje a distintos países en los que el Islam se vive con fervor para reflexionar y extraer una serie de conclusiones acerca de él. Malasia es uno de los países que el autor estudia, y más concretamente visita lugares como Kuala Lumpur o Kuala Kangsar para ahondar y profundizar en el pasado y en el presente de la religión islámica en el país, algo que consigue gracias al análisis de los testimonios que recopila en una serie de entrevistas que va concertando con personas de distintas ocupaciones y estrato social.

El gran bazar del ferrocarril (Paul Theroux)

En este clásico de la literatura de viajes a cargo de uno de los grandes nombres dentro de ese género -sobre todo en la época moderna-, el autor cuenta su viaje en tren desde el Reino Unido hasta Japón, en el que viaja por infinidad de países, uno de los cuales es Malasia. En ese país, al que llega desde Tailandia y que abandona para viajar a Singapur, Theroux toma dos trenes, en concreto los que se dirigen a Butterworth y a la capital, Kuala Lumpur, y de ellos nos cuenta las principales características (llega a explicar las clases y las variedades de coche de los trenes malayos) y también las excelentes vivencias que vive con sus compañeros de viaje a través de esa herramienta que él tan bien utiliza que es la conversación.

Viaje al archipiélago malayo (Alfred R. Wallace)

El célebre naturalista británico del siglo XIX escribió este libro -dedicado a Charles Darwin- acerca de sus andanzas en las islas y archipiélagos que componen los países de Malasia e Indonesia (llegó a conocer la región muy bien, pues vivió en ella ocho años). El libro comienza con los capítulos dedicados a Malasia, en concreto al Estrecho de Malaca y a Borneo, y aunque el tema central es la fauna que va encontrando a su paso (dentro de la que se erige como protagonista el orangután), Russell Wallace también deja espacio para otros agentes y elementos de la naturaleza, como la flora, los accidentes del relieve -como el Monte Ofir- o los fenómenos naturales como los volcanes, siempre sin olvidar el componente humano que también va conociendo en sus visitas a las distintas islas.

Unos apuntes geográficos, históricos y culturales que ayudan a entender la literatura

Malasia es un país de la región geográfica y cultural del Sudeste Asiático, que tiene su territorio repartido entre una parte continental (la parte meridional de la Península Malaya -la septentrional pertenece a Tailandia-) y la parte norte de la isla de Borneo (la parte sur pertenece a Indonesia), ambas separadas por el Estrecho de Malaca. Se trata de un estado de tamaño pequeño considerando el estándar asiático (o de tamaño medio a pequeño si se tiene en cuenta solamente la región del Sudeste Asiático). Por lo demás, Malasia se caracteriza por la exuberancia de su vegetación, característica de un país tan próximo al ecuador, así como por su biodiversidad, y como en todos los países de la región, tiene relevancia el fenómeno meteorológico del monzón.

En lo que concierne a la historia, merece la pena destacar que ya en los siglos II y III d.C. se fundaron reinos en el hoy territorio malayo, antes de que, a partir del siglo VII, la parte peninsular estuviese bajo el control del reino Srivijaya, un poderoso imperio basado en la isla de Sumatra, y del Imperio Majapahit, en este caso con centro de poder en Java. En el siglo XV hubo un conato de imperio local conocido como Sultanato de Malaca, pero poco después los europeos, ya con presencia desde el siglo XVI de la mano de portugueses y neerlandeses, fundarían ya de la mano de los ingleses una primera colonia. La invasión japonesa en el contexto de la Segunda Guerra Mundial dio después paso a la independencia, que llegó en 1963 y que abriría un período no exento de dificultades (por ejemplo, se vivió la independencia de Singapur) pero en el que Malasia ha conseguido su espacio tanto en el ámbito político como en el económico.

Culturalmente, Malasia es un país que se caracteriza por la diversidad étnica; curiosamente, la etnia malaya, que representa aproximadamente la mitad de la población, no es originaria del territorio, como tampoco lo es el casi 24% de población de origen chino. Los pueblos indígenas representan algo más del 10% de la población, y proceden principalmente de los estados de Sabah y Sarawak, ambos en la isla de Borneo. En cuanto a la religión, casi dos tercios de la población es musulmana, estando muy repartido el tercio restante entre distintas religiones y sistemas de creencias locales.



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