La literatura de Ruanda


País: 
Ruanda

La literatura de Ruanda

El pueblo ampliamente conocido como kiñaruanda, al que se acepta que pertenecen las dos principales etnias o castas que habitan en Ruanda (los hutus y los tutsis) –aunque se ha llegado a hablar de un origen nilótico para los tutsis y de otro bantú para los hutus- tuvo una literatura oral mediante la cual expresaba sus creencias, consistentes en la existencia de un creador de todo lo que existe, además de dios supremo y gobernante todopoderoso, conocido como Imana. Según los mitos que se han transmitido de forma oral durante siglos, en un principio todos los seres vivos vivían en los cielos con él, y la muerte era un fenómeno de carácter provisional, ya que de hecho los muertos eran devueltos a la vida por Imana en un plazo que normalmente era de tres días. Por su parte, la presencia de un rey en la sociedad era justificada, como ha ocurrido en muchos otros pueblos, por la necesidad de contar con un intermediario entre Imana y el pueblo.

Además de ese mito principal y en gran parte compartido entre ambos pueblos, existen otros mitos ya más específicos de tutis y de hutus. En la literatura oral tutsi, por ejemplo, el primer ser humano fue Kazikamuntu, quien fue creado por Imana y tuvo muchos hijos, entre los cuales surgieron enfrentamientos. Otros mitos y leyendas hablan de interacciones entre los seres humanos y el personaje de la Muerte, y de ritos para conseguir la fertilidad de las mujeres. Por su parte, en la literatura oral hutu, el enfoque tal vez se pone más en lo mundano y en lo ritual, ya que en sus mitos y leyendas hay historias de la caza de diversos animales y de los principales rasgos de la alimentación basada en esa mencionada actividad (en los que estaban presentes diversos ritos y tabúes). Por último, y antes de dejar de hablar de la literatura oral tradicional, no se puede olvidar mencionar la literatura oral batwa –un pueblo pigmeo y no kiñaruanda, inicialmente poblador del territorio, que después fue desplazado por hutus y tutsis-, que se centra en la transmisión del modo de vida tradicional en un mundo hostil como es el de las impenetrables selvas que habitaban (los relatos iban con frecuencia acompañados de música generada con tambores y de danzas, saltos y apariciones de personajes terroríficos, entre otros componentes de animación).

No es sino hasta el siglo XX cuando aparecen varios escritores ruandeses de lo que puede considerarse la literatura moderna del país. De principios de siglo es Alexis Kagame, escritor y poeta de gran relevancia, autor de diferentes obras de índole histórica, cultural, política y lingüística. Por el contrario, en la segunda parte del siglo XX o incluso en el XXI, han destacado figuras como las de Gaspard Musabyimana (de formación multidisciplinar, autor de ensayos sobre la historia, la cultura y la sociedad del país, actualmente establecido en Bélgica), Yolande Mukagasana (que ha publicado dos obras autobiográficas), Scholastique Mukasonga (autora de novelas -algunas de carácter autobiográfico- y ganadora de varios premios -en algunos casos internacionales-), Paul Rusesabagina (que se dio a conocer con su libro autobiográfico), Benjamin Sehene (residente en Francia, con diversas publicaciones de carácter ensayístico sobre el asunto del genocidio de su país, además de otros asuntos culturales) , Inmaculee Ilibagiza (autora que consiguió la nacionalidad estadounidense y autora de dos libros), Gilbert Gatore (joven novelista ya ganador de algún premio), Paula Akugizibwe (poetisa que se considera a sí misma panafricana) e Yves De Wolf-Clement (jurista además de escritor).

La literatura sobre Ruanda

El interior de África fue una de las zonas de la tierra a la que los europeos más tardaron en llegar. Si bien las costas ya habían sido contactadas e incluso ocupadas por ellos mucho antes, lo que había más allá de ellas permanecía como un espacio en blanco en los mapas. Es por ello que no surge una literatura escrita por los llegados de fuera a Ruanda hasta el siglo XIX, cuando el británico John Hanning Speke pasó por el país en su trayecto con el que pretendía descubrir las fuentes del río Nilo, llegando a la región de los Grandes Lagos de África.

Con la triste llegada del genocidio de los años 1990s del siglo pasado, llegarían las principales aportaciones de autores de fuera sobre el país, como “Queremos informarle que mañana seremos asesinados con nuestras familias: historias de Ruanda” (del escritor estadounidense Phillip Gourevitch), “Morir en Ruanda”, del español Juan López Palafox, o la trilogía del autor franco-malgache Jean Hatzfeld (compuesta por los títulos “La vida al desnudo”, “Una temporada de machetes” y “La estrategia de los antílopes”), . Felizmente desvinculado del genocidio está el mítico “Gorilas en la niebla”, de la escritora y zoóloga estadounidense Dian Fossey. Y hablan de Ruanda, entre otros países africanos, libros de los escritores de literatura de viajes Ryszard Kapuscinski (“Ébano”) y Javier Reverte (“Vagabundo en África”).

Lecturas propuestas

La estrategia de los antílopes (Jean Hatzfeld)

Escrito por un escritor malgache, el libro muestra el horror de la masacre hutu de 1994, utilizando tantos puntos de vista como personas le es posible conocer en un viaje que se produce años después de los sucesos y que sucede a otros dos, que dieron vida a dos libros más que junto con este forman una trilogía (la lectura de cada uno se puede hacer, sin embargo, perfectamente de forma individual). La narración de los sucesos por parte de los protagonistas es, como no podía ser de otra forma, escalofriante, poniendo el autor mucho enfoque en los sentimientos que el desgraciado acontecimiento generó y pudiendo el lector llegar a un nivel muy profundo de lo que puede experimentar la mente humana en las peores situaciones a las que se le puede someter.

Pequeño país (Gael Faye)

Solamente una parte del libro se desarrolla en Ruanda –el resto lo hace en el país vecino de Burundi-, pero no pueden ser más ruandeses el conflicto principal y la trama que están presentes durante toda la historia, ya que estos no son otros que, de nuevo, el archiconocido enfrentamiento entre los hutus y los tutsis. El escritor burundés residente en Francia cuenta la infancia del joven Gaby, hijo de una tutsi y de un empresario francés, que transcurre entre la cotidianeidad que pretende conseguir con su travieso grupo de amigos y el horror que, por más que se esfuercen, no es posible sortear en las desoladas ciudades centroafricanas en las que la historia transcurre.

Vagabundo en África (Javier Reverte)

También parte de una trilogía, en la que el periodista y escritor español cuenta sus peripecias en distintos países africanos, este libro es el que alberga lo tocante a Ruanda, país en el que transcurre una parte de su viaje. El principal objetivo del escritor madrileño es, como ocurre en la mayoría de sus viajes, practicar la conversación, a través de la cual consigue tomar la temperatura del país y de sus gentes al respecto de los sucesos históricos más recientes o del nivel de vida que deben acometer día tras día. Kigali y Nyamatta son los dos lugares en las que Reverte centra sus andanzas.

Ébano (Ryszard Kapuscinscki)

En este libro, en el que el periodista polaco se dedicó a plasmar las principales vivencias experimentadas a lo largo y ancho de sus viajes por el continente africano, también hay espacio para Ruanda. En concreto, y entre otros componentes y contenidos del país, el reportero polaco cuenta su visión de la cuestión hutu-tutsi –que para él no son más que puras castas pertenecientes a la misma etnia-, repasa la convivencia histórica de ambos pueblos, rastrea en la presencia colonial alemana y transmite la importancia histórica de las vacas en la sociedad.

Unos apuntes geográficos, históricos y culturales que ayudan a entender la literatura

Ruanda es un pequeño país del interior de África, que aunque siempre ha vivido bajo la influencia de sus vecinos más grandes y poderosos (Sudán, Congo, Kenia y Tanzania), también ha mostrado una personalidad notable en su relación con ellos. Marcan la geografía del país la presencia de un terreno fértil y montañoso, el clima ecuatorial que deja selvas y sabanas y  la cercanía de los grandes lagos del continente africano.

Más allá del debate arriba mencionado sobre el origen de hutus y tutsis (¿origen compartido o diferente?), a lo largo de los siglos ha habido un tradicional dominio de los tutsis, que sin duda fue el desencadenante de la masacre de los años 90 (gran parte de esa superioridad se plasmó en diversas campañas militares). Dedicados los tutsis a la ganadería y los hutus a la agricultura, los primeros ocuparon puestos de la aristocracia. Tras todo lo acontecido, el país parece encaminado a tener esa convivencia relativamente apacible que prácticamente nunca en la historia había conseguido tener.

Además de los siempre mencionados hutus y tutsis, siempre ha vivido en tierras de la actual Ruanda el pueblo bawta o twa, que fue desplazado de sus lugares de origen, hoy en día principalmente dedicados a ser parques nacionales para proteger a uno de los animales más representativos y defendidos en el país, el gorila. En cualquier caso, los hutus son mayoría en el país con un 85% de la población, y más de la mitad de la misma profesa la religión cristiana católica.



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