La literatura contemporánea de las repúblicas bálticas


Tres países con una marcada personalidad

En todo el vasto territorio que durante varias décadas del siglo XX perteneció al mundo ex soviético hay, como no podía ser de otra forma teniendo en cuenta la enorme extensión de que se trata, una notable heterogeneidad de culturas y pueblos, y si bien algunos de ellos se adhirieron en mayor medida a los parámetros culturales soviéticos que de alguna forma eran impulsados desde Moscú –tal vez los mejores ejemplos de esa fuerte adhesión fuesen Ucrania y Bielorrusia-, otras repúblicas permanecieron en cambio más alejadas (fue el caso de las que estaban a mucha distancia y contaban con una marcada diferenciación étnica –los países de Asia Central-, los que permanecieron más aislados por la naturaleza –los estados del Cáucaso- o  las que tuvieron un fuerte empeño en conservar su identidad –como Lituania, Letonia y Estonia-).

Es a estos tres últimos países, conocidos frecuentemente como repúblicas o estados bálticos, así como a sus respectivas literaturas, a lo que está dedicada esta nueva entrada de la web. Y más concretamente, es a la literatura moderna o contemporánea de los tres países a la que se le prestará atención.

Lituania, literatura al servicio de la formación de la identidad nacional

Lituania es un pequeño estado católico que ha contado con una agitada historia, entre la que se cuenta la formación allá por el siglo XII del gran estado que una vez fue conocido como Gran Ducado de Lituania, que llegó a ocupar un considerable territorio hoy en su mayoría perteneciente a los estados vecinos.

Tras un siglo XIX en el que se puede decir que nació la literatura moderna del país, y que estuvo caracterizado por el intento de recuperación de la cultura lituana, por la importante presencia de la poesía y por el relevante componente religioso –varios de los principales autores eran obispos-, el siglo XX comenzó con la aparición en el panorama literario de nombres como los de Vilius Vydunas (quien en sus obras de teatro trató de recuperar valores como los de la verdad y el amor a través de un marcado simbolismo), Jonas Maironis (que a través de su poesía intentó exaltar el nacionalismo) o Julija Zemaite (que con sus novelas pretendió reflejar la vida en los pueblos del país). Pero, sin lugar a dudas, fue Vincas Kreve-Mickevicius el autor de mayor relevancia, con una narrativa de temática variada (aunque principalmente realista e histórica) que también estuvo al servicio de la conformación de una identidad nacional que era necesario recuperar; en cualquier caso, también merece la pena destacar al poeta simbolista Jurgis Baltrusaitis, el autor de leyendas y dramas Antanas Viennulis o el novelista y cuentista Ignas Jurkunariz.

Letonia, nacionalismo literario a través de una variedad de corrientes literarias

Los letones, que están étnica y lingüísticamente emparentados con el pueblo lituano, forman el estado que evolucionó a partir de la ocupación del territorio por la orden teutónica en el contexto de las batallas conocidas como cruzadas bálticas, que enfrentaban a católicos y paganos.

En lo literario, el siglo XIX vino marcado por dos señas de identidad compartidas con la literatura lituana, como son la hegemonía de la poesía sobre otros géneros literarios y el intento de fomentar e impulsar la literatura letona, sobre todo a través del cultivo de un tema considerado nacional como es el de labestiba o bondad anímica y con la culminación en el llamado nacionalismo literario –en cualquier caso, a pesar de esta búsqueda de lo nacional, hubo también algunas corrientes paneslavistas y una mayor influencia de literaturas vecinas, en especial de la alemana-. El siglo XX iba a comenzar con el protagonismo de autores como Karlis Skalbe (aún adscrito a esa corriente nacionalista), y después aparecieron movimientos como el expresionista, el neoclasicista y el romanticista –que, de alguna manera, daba continuidad a la exaltación nacional, con aportación destacada de Alexandrs Caks-, pero fue tras la II Guerra Mundial cuando iban a tomar protagonismo las principales figuras literarias contemporáneas, como Janis Veselis (que rescató temas mitológicos nacionales), Andrejs Eglitis (que destacó en poesía lírica), Zenta Maurina (dramaturga que se vio abocada al exilio) o Vilis Lacis (que destacó en la corriente del realismo social).

Estonia, una epopeya nacional y autores destacados a lo largo de distintas etapas históricas

El pueblo estonio, más relacionado histórica y culturalmente con el finés que con sus otros dos vecinos bálticos, es el otro pequeño estado de la región que, como Lituania y Letonia, hicieron un gran esfuerzo por mantener ciertas señas de identidad en el período soviético.

Se dice que la literatura nacional nació en un siglo XIX en el que, de  la mano de Kristjan Jaak Peterson, y como también ocurrió en los dos vecinos bálticos, la poesía se abrió camino para evolucionar y terminar propiciando la aparición de una epopeya nacional, titulada “Kalepivoeg, antiguos cantos del pueblo estonio”, compuesta por 19.000 versos y considerada la obra maestra de la literatura del país. En la transición entre los siglos XIX y XX destacaron Eduard Vilde (que trabajó la novela histórica y naturalista) y Juhan Liv (poeta y prosista adscrito al Realismo), y en el siglo XX, a lo largo de las distintas etapas históricas y encuadradas en diferentes corrientes, sobresalieron las figuras de Anton Tammsaare (que trabajó el Realismo psicológico), Marie Under (poetisa que se tuvo que marchar exiliada), Jaan Kross (el primer autor que se atrevió a romper con el Realismo socialista propio del período soviético y que incluso ha sido propuesto para el Nobel de Literatura) y Jaan Kaplinski (autor considerado central en la literatura nacional, que se ha orientado a la poesía pero que se ha prodigado también en otros géneros).

 



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