La literatura de las minorías religiosas de Estados Unidos


Un país con más diversidad en lo religioso de lo que parece a primera vista

A pesar de que se trata de uno de los países más multiculturales del mundo debido sobre todo a la inmigración de personas de múltiples nacionalidades que ha recibido en el pasado y aún sigue recibiendo hoy, Estados Unidos no se cuenta entre los países con mayor diversidad etnorreligiosa del mundo, y eso es así principalmente porque los primeros colonos británicos, así como los sucesivas generaciones descendientes de ellos fueron asimilando, cuando no eliminando, a las poblaciones indígenas que poblaban el territorio norteamericano antes de su llegada. Sin embargo, la mencionada llegada inmigrantes de distintas procedencias a lo largo de los siglos en los que el estado moderno de Estados Unidos ha existido, sí ha favorecido una diversidad religiosa que, sin duda, es mayor que la que existe en términos étnicos.

Así, a pesar de la indiscutible hegemonía de la población protestante (con alrededor de la mitad del total de la población), también es relevante la presencia de católicos (con algo más del 20%), y existen un buen número de confesiones cristianas y de religiones ajenas al Cristianismo que están presentes en el país. Más allá de cifras, algunos de esos sistemas de creencias han tenido un impacto mayor que el de otras, aunque solo sea por su presencia en la cultura nacional, en el imaginario colectivo, o en la imagen que el país ha proyectado al exterior. Este artículo pretende descubrir algunos aspectos de la literatura de tres de esas minorías religiosas que han tenido un alcance importante: los mormones, los judíos y los amish.

Los mormones, variedad de géneros con predominio de la ficción

El Movimiento de los Santos de los Últimos Días, cuyos integrantes son conocidos como mormones, constituye un movimiento religioso caracterizado por la creencia y la práctica de ciertas doctrinas que se separan de las que son ideas comunes en el resto de confesiones cristianas (la poligamia, el matrimonio eterno y el bautismo de los muertos son algunos de esos puntos en los que los mormones se separan del resto).  La confesión fue fundada por Joseph Smith en 1830 en el estado de Nueva York. En la actualidad representan entre el 1.5% y el 2% de la población estadounidense.

En lo literario, fue precisamente en el mencionado año de 1830 cuando se publicaba el “Libro de Mormón”, considerado el texto más importante de esa religión junto a la Biblia, aunque la producción literaria mormona había comenzado incluso antes de la fundación oficial del movimiento, basándose en algunas de las principales ideas que lo alimentarían. Esa literatura mormona ha venido teniendo una notable variedad de géneros, ya que ha habido poesía, biografías, himnos y obras de carácter histórico, entre otros, aunque sin duda es en el ámbito de la ficción donde los mormones más han destacado. En ella, merece la pena destacar los nombres de Orson Scott Card (que se ha basado en los temas de la fantasía, el terror, el thriller y la ficción histórica y bíblica y ha ganado varios premios), Stephenie Meyer (una auténtica best-seller cuya obra ha sido traducida a decenas de idiomas) y Brandon Sanderson (especializado en novelas de fantasía épica).

Los judíos, papel relevante históricamente y explosión en el siglo XX

Es sobradamente conocido tanto que el Judaísmo es una de las religiones más antiguas y relevantes del mundo, como que ha tenido una notable presencia en Estados Unidos desde la fundación del país (aunque sobre todo desde mediados del siglo XIX con la llegada de judíos desde Alemania y Europa del Este), representando en torno al 2% de la población total del país en la actualidad. Como el lector sabrá, es la religión monoteísta a partir de la cual se escindieron el Cristianismo y el Islam.

Literariamente hablando, merece la pena destacar que los judíos han tenido un papel relevante en la literatura del país; todo comenzó con las memorias y peticiones de los inmigrantes sefardíes que llegaron al país en el siglo XVII, siendo la poetisa Emma Lazarus la primera voz autorizada dentro de ese ámbito. A principios del siglo XX iba a destacar Gertrude Stein (que se prodigó en varios géneros y fue considerada pionera de la literatura modernista), y en la segunda mitad del siglo se iba a producir la verdadera explosión de talentos literarios judíos, con papel especial para Phillip Roth (novelista y cuentista de gran influencia en el país, que ha ganado numerosos premios internacionales y que estuvo muy cerca de ser Nobel), Saul Bellow (quien sí consiguió el Nobel de Literatura en 1976). J.D. Sallinger (novelista que alcanzó notoriedad), Norman Mailer (que se dedicó a diversos géneros literarios) o Paul Auster (autor de notable éxito en la actualidad que ha destacado en ficción).

Los amish, aportación modesta pero con un género propio

Los amish son un grupo etnorreligioso considerado una rama de la variante protestante Cristianismo, más concretamente en el seno del anabaptismo, que apuesta por un estilo de vida sencillo, austero y alejado de las nuevas tecnologías, en especial de las que tienen que ver con la electricidad. El movimiento tiene su origen en Suiza, en la actualidad es practicado por un modesto 0.1% de la población estadounidense, y se basa en textos como el Nuevo Testamento y en la defensa de determinados valores como el pacifismo o la humildad.

En lo que concierne a su literatura, obviamente su aportación ha sido modesta, como no podía ser de otra forma teniendo en cuenta la pequeña proporción que representan dentro de la población total y el hecho de que en el propio seno de la comunidad rechazan tanto la educación superior como el desarrollar una carrera como escritor. Sin embargo, se puede hablar de relativo éxito del género conocido como novela de romance amish, en el que han destacado Beverly Lewis (que además de su aportación en ese género ha escrito series y trilogías sobre los amish y que también tiene una extensa obra en literatura juvenil), Cindy Woodsmall (una auténtica best-seller dentro del género) o Wanda Brunstetter (de amplia obra e indiscutible éxito comercial). Además de la aportación en ese género, también ha habido autores amish en otras ramas literarias, y en ese sentido se puede mencionar a la poetisa Julia Kasdorf.



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