Literaturas orales de los pueblos indígenas de Norteamérica


Dos pueblos indígenas diferenciados, en función de la latitud

En Norteamérica, especialmente en los amplios territorios que hoy ocupan Estados Unidos y Canadá, antes de la llegada de los colonizadores europeos estaban asentados una serie de pueblos indígenas que estaban muy fragmentados y que no gozaban de una unidad como pueblo -como sí ocurrió en otras partes de América, como aquellas en las que estaban presentes los imperios azteca, maya o inca-. Como no podía ser de otra forma, y como ha sucedido con prácticamente todos los pueblos del mundo, esas comunidades también practicaban formas de literatura, en su caso oral, y a evaluar esas formas literarias es a lo que está encaminada esta entrada. Más concretamente, se tratarán de evaluar comparativamente las literaturas orales de los pueblos inuit -los que habitaban el extremo septentrional del continente, en las latitudes más altas y frías- y el resto de pueblos, que se asentaban más al sur, en concreto en las grandes llanuras norteamericanas -serían los comúnmente conocidos como “indios norteamericanos”-.

Los inuit, una rica tradición oral con protagonismo de lo geográfico

El pueblo inuit ha habitado históricamente las regiones árticas de América del Norte, esto es, en los territorios de lo que hoy son Canadá, Alaska y Groenlandia principalmente (aunque también se considera que pertenecen a la familia inuit los pobladores del norte de Siberia -no así los lapones, del Ártico europeo-).

Los inuit contaban con una literatura oral que era transmitida por los ancianos a las generaciones más jóvenes, principalmente con el fin de comunicar conocimientos, costumbres, mitos -como el de la creación-, eventos históricos de la comunidad y códigos éticos, entre otros contenidos (con frecuencia, dioses, espíritus y animales se contaban entre los personajes principales, y las historias contadas eran acompañadas de música o en forma de poesía que enfrentaba a dos contendientes de forma dialéctica, con lo cual se puede decir que los inuit se divertían a la vez que conservaban su memoria colectiva -lo cual no es baladí, teniendo en cuenta las duras condiciones en las que vivían-). Precisamente derivado de este último aspecto, también merece la pena destacar el hecho de que la Geografía tenía un notable protagonismo en las historias de los inuit, y así, estaban presentes en ellas los largos inviernos que tenían que sufrir, el aislamiento en el que las comunidades vivían, marcadores físicos que los inuit tenían identificados y que eran relevantes en su día a día -por ejemplo, colinas-, y también el mar, que era muy relevante para los inuit como medio para satisfacer necesidades.

Indios norteamericanos, mitos de la creación de la mano de dioses y animales

Los comúnmente llamados indios norteamericanos, por su parte, comprenden un amplio conjunto de grupos y comunidades que, antes de la llegada de los europeos, habitaron la parte más meridional de Canadá, los Estados Unidos y el norte de México. Algunos de los más conocidos han sido los apaches, los sioux o los cherokee, aunque, como se decía, existían centenares de grupos diferentes.

Ya en las entradas de esta web dedicadas a las literaturas de Estados Unidos y de Canadá se ha hablado de las que fueron las literaturas orales de algunos de los pueblos que habitaron esos territorios más meridionales. En concreto, se han repasado las literaturas orales de los pueblos navajo, cherokee, hopi, algonquino e iroqués, y evaluando esas cinco literaturas orales de forma conjunta se puede llegar a la conclusión de que contaban con algunos rasgos o características que constituyen un denominador común entre ellas. Algunos de esos rasgos son la presencia de mitos de la creación del mundo y del origen de los distintos pueblos como grupo humano, una cosmogonía basada en diferentes tiempos, etapas o tipos de mundos que se irían sucediendo en el tiempo, la presencia en las historias de animales que jugaban un papel relevante (participando en la creación del mundo o transmitiendo enseñanzas) o la participación en las historias también de numerosos dioses (a veces conocidos como manitús).

Muchos elementos en común, aunque también algunas diferencias

Se puede decir que tanto los pueblos inuit como los indios norteamericanos contaban con literaturas orales que constituyen un valioso patrimonio inmaterial, por cuanto contribuyen de forma decisiva a transmitir su historia y sus características culturales como pueblo. En ambos casos, las historias que se contaban estaban protagonizadas por dioses y animales además de por seres humanos, hay componentes sobrenaturales, hay preocupación por el origen que se tiene como pueblo así como por los motivos y la manera por los que el mundo se creó, y aparecen ciertos componentes moralizantes que ayudarían a la formación de los más jóvenes de la comunidad.

En cuanto a las diferencias, se podría decir que serían la presencia de un mayor componente geográfico en el caso de la literatura oral inuit (debido a la latitud en la que habitaban), mayor presencia también en esta literatura de la música y de la poesía (aunque estas también se desarrollaban en las literaturas de algunos grupos de indios norteamericanos) y la consideración por parte de los indios norteamericanos de una serie de tiempos, etapas o mundos que se han sucedido en el tiempo (en el caso de los inuit la concepción del tiempo sería más lineal, de continuidad).



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