Himalaya, literatura de las alturas en Tíbet, Nepal y Bután


El altiplano, una región y una identidad

El Himalaya es, no solo la cordillera más alta de la Tierra, con más de cien cimas que superan los 7.000 metros de altura y nueve que están por encima de los 8.000 metros, sino también el altiplano o meseta más alta y más grande del planeta, con un área de unos 2,5 millones de extensión –es un tamaño similar al de Argentina-. Es, sin duda, el techo del mundo. Aunque ese territorio está ocupado por distintos países, como China (con la región autónoma del Tíbet y la provincia de Qinghai), India (con la región de Ladakh), Nepal o Bután, presenta unas características humanas, culturales, étnicas, biológicas y geológicas comunes, por lo que resulta más que interesante evaluar la literatura que se ha producido en el conjunto de la región.

No es sencillo separar lo que es originario del propio Himalaya de lo que llegó de forma importada con las religiones que llegaron de la India (el Budismo y el Hinduísmo), pero en este artículo se considera que el lamaísmo tibetano es propio de la región, y por tanto se expondrán algunos de sus elementos como propios de la literatura del Himalaya.   

Historia de la literatura tibetana, referencia en la región

Tomando como referencia la literatura tibetana, principal exponente de las letras de la región (las de Nepal, Bután o Ladakh tienen elementos en común e influencias de esta), puede decirse que nació en el siglo VIII, cuando, tras el nacimiento en el siglo anterior de la escritura tibetana, comenzaron a escribirse textos principalmente de índole religiosa, histórica y biográfica (aunque, en cualquier caso, había cierta tendencia a la mezcla de géneros). Algunos de esos textos servían para plasmar por escrito algunos de los cuentos populares que anteriormente se habían transmitido de forma oral, como los protagonizados por el personaje Akhu Tonpa –que solía asumir el papel de tramposo- o algunas epopeyas como la del Rey Gesar. Merece la pena destacar que las escuelas lamaístas prohibieron durante un tiempo el género épico. Tal vez la obra más conocida sea “El libro tibetano de los muertos”, un texto religioso-vital que aspectos como el intervalo que transcurre entre la muerte y el siguiente renacimiento, mientras que en lo que se refiere a nombres, históricamente destacaron figuras como las de Jetsun Milarepa (siglos XI y XII, uno de los más famosos yoguis y poetas del Tíbet, que en su obra expresó la profundidad de su práctica de la meditación), Buton Rinchen (del siglo XIV, considerado un escritor prodigioso, un erudito, y el historiador más conocido del Tíbet) y Gendun Drup (del siglo XV , primer dalai lama, además de escritor, que dejó poemas épicos dedicados a Buda, a divinidades y a maestros), entre otros.

El panorama literario actual en los tres países

En tiempos modernos, no son pocos los autores de la región que merecen una breve mención, especialmente por ser desconocidos fuera de ella. En los siglos XX y XXI han destacado, en el Tíbet, Sogyal Rimpoché (conocido por su obra “El libro tibetano de la vida y la muerte”), Chogyal Namkhai Norbu (escritor, historiador y antropólogo), Gendun Chophel (escritor y uno de los intelectuales más relevantes del siglo XX) y Tsering Woeser (poetisa de amplia obra y ganadora de varios premios); en Nepal, Madan Mohan Mishra (que hizo poesía épica, escritos satíricos y obras infantiles), Siddhicharan Shreshtra (autor de poesía revolucionaria que también fue periodista), Laxmi Prasad Devkota (poeta que llegó a ser ministro y que pasó por un manicomio, dejando a partir de esas estancia la obra “Loco”, una de sus creaciones más célebres) y Suman Pokhrel (poeta cuyas obras se han traducido y publicado en diversos países); y en Bután, Kunzang Choden (principalmente novelista, que escribe en inglés), Tshering Tashi (escritor que pretende dar a conocer las historias de los chamanes tradicoinales antes de que desaparezcan), Gopilal Acharya (poeta principalmente, aunque también autor de cuentos infantiles, cuyas obras celebran la forma de vida en el país), Chador Wangmo (novelista con obras basadas en su infancia o en supersticiones locales)

 



Comparte el artículo en las redes sociales