Polinesios y melanesios, literaturas orales en el Océano Pacífico


Regiones claramente diferenciadas dentro del continente

Oceanía es, dentro del planeta en el que vivimos, no solo el continente por lo general más desconocido en todos los ámbitos que se puedan imaginar –también en el literario, que es del que se ocupa este artículo-, sino el más singular por la particularidad de que está compuesto en su totalidad por estados insulares (incluso Australia, su supuesta tierra continental, es una isla) y por el papel que juega la enorme superficie del Océano Pacífico que separa unas islas de otras y que, de una u otra manera, es superficie que pertenece o es controlada por el conjunto de los veintidós países que componen el continente (de hecho, considerando esa superficie marítima, el continente pasaría uno de los mayores del planeta, mientras que considerando solamente la superficie terrestre es el más pequeño).

Dejando aparte a Australia y Nueva Zelanda, los países más relevantes a nivel socio-económico del continente –que conforman la región conocida como Australasia-, el resto de países se encuadran en otras tres regiones con una marcada caracterización y personalidad: Melanesia (así denominadas por el color negro de la piel de sus pobladores, con Papúa Nueva Guinea, Vanuatu, Islas Salomón, Nueva Caledonia y Fiji), Micronesia (que recibe ese nombre por el pequeño tamaño de sus islas, formado por las Marianas, las Carolinas, las Marshall y Tuvalu) y Polinesia (nombre que viene del gran número de islas que la componen, con Samoa, Tonga, las Islas Cook, las Islas Marquesas, Tahití o Hawaii, entre otras). De entre las cuatro regiones, en este artículo se explorarán y compararán las literaturas de Polinesia y de Melanesia.

Polinesia, recursos literarios y variabilidad que proporcionan una gran riqueza

Como no podía ser de otra forma, dada el amplio espacio que la Polinesia ocupa si se tiene en cuenta la superficie marítima, y también el alto grado de singularidad y especificidad que siempre es provocado por el componente de insularidad en un territorio –con ella, el aislamiento, es siempre mayor-, existe una notable diversidad entre las distintas tradiciones orales polinesias. Sin embargo, también puede hablarse de una serie de rasgos en común, entre los que merece la pena destacar el interés por relatar la historia del tiempo de los po (los llamados tiempos antiguos), el protagonismo en las historias de los atua –dioses- y de ciertos antepasados también deificados, la frecuente utilización de recursos literarios (entre los más usados están la alegoría, la metáfora, la parábola, la hipérbole y la personificación) y la notable variabilidad que las historias suelen presentar (cada tribu o clan solía tener su propia variante de una historia determinada, y no existían versiones fijas de cada uno de los cuentos, pudiendo estos cambiar en función del narrador y de la audiencia, aunque siempre dentro de ciertos límites que permitían mantener una esencia). Uno de los géneros más destacados de la región es el de las genealogías, que solían presentar la variabilidad anteriormente mencionada –a veces, incluso, las distintas versiones podían llegar a ser contradictorias- y que tenían como principal objetivo enfatizar la antigüedad de la línea familiar dominante para así legitimar su autoridad política y sus derechos sobre las tierras.

Melanesia, dos bloques claramente diferenciados, y gran diversidad

En Melanesia, al contrario de lo que ocurre en Polinesia –donde hay mucha fragmentación ocasionada por el hecho de que ninguna de las islas o estados supera considerablemente en tamaño a las demás- se da una presencia de al menos dos tipos de tradición literaria claramente diferenciadas: de un lado estaría la tradición papú, que se da principalmente en la isla de Nueva Guinea –la segunda isla más grande del mundo- y en los archipiélagos más cercanos a ella, y de otro lado se podría hablar de una tradición propiamente melanesia, que se desarrolla en los archipiélagos orientales de la amplia región (Fiji y Vanuatu, entre otros). La principal característica de la tradición literaria papú es la marcada ausencia de mitos cosmogónicos que expliquen la creación del mundo, aunque también son rasgos dignos de ser destacados la simplicidad y la ingenuidad que caracterizan a los relatos generados y la presencia en ellos de fantasmas y otros seres sobrenaturales. Por el contrario, la tradición puramente melanesia se caracteriza por la mayor diversidad –por el factor insularidad derivado de la composición en islas y archipiélagos de pequeño tamaño-, una mayor presencia del componente cosmogónico –enlazando en este punto, en mayor medida de lo que lo hace la tradición papú, con la literatura oral polinesia y su “tiempo de los antiguos”-, en la existencia de una marcada dualidad (con frecuencia se confrontaban conceptos como lo bueno y lo malo, o el listo y el tonto) o en la presencia de un componente de canibalismo (en las historias se trata con naturalidad ese aspecto que fue común en su cultura).

¿La literatura se impone a la geografía política?

Aunque no es sencillo establecer conclusiones cuando se analizan tradiciones literarias que se caracterizan por tal grado de riqueza y variabilidad, tal vez podría decirse que, pese a que la geografía política divide la amplia superficie oceánica en las regiones expuestas en la primera sección de este artículo, podríamos estar ante uno de esos múltiples casos en los que lo cultural –y lo literario- rompe las barreras y los límites políticos para hacer prevalecer sus influencias. Porque, de alguna manera, parece observarse una mayor similitud –al menos en los temas tratados- entre las tradiciones polinesia y puramente melanesia, que entre la melanesia y la papú, a pesar de que estas dos últimas pertenecen a una misma región política. Lo cual no es de extrañar teniendo en cuenta que las avanzadas técnicas de navegación polinesias permitieron a esos pueblos llegar hasta archipiélagos e islas que hoy componen Melanesia, sin duda dejando una impronta cultural que podría estar en el origen de esa relativa similitud en las tradiciones orales que se dio posteriormente.



Comparte el artículo en las redes sociales