Radiografía de la literatura contemporánea del África Negra en castellano


Una literatura emergente en castellano

En la actualidad, es posible encontrar libros en castellano de autores de un buen puñado de países del África Negra, una situación que ha mejorado ostensiblemente en los últimos años, y mucho más desde hace unas décadas a esta parte. Sin duda existe mucha más en inglés, primero porque muchos países africanos fueron colonia británica y tienen ese idioma como oficial en la actualidad, y segundo porque, ya se sabe, el de Shakespeare es el idioma más universal que existe, por más que el castellano sea el que más de cerca le sigue. Actualmente publican literatura africana en castellano editoriales tan diversas y variopintas como Salamandra, Mondadori, Debolsillo, Almuzara o El Aleph, por solo mencionar unas cuantas (algunas de ellas, como Debolsillo, van por así decirlo “a lo seguro”, publicando a algunos de los escritores más contrastados –algunos de ellos Premio Nobel de Literatura-, mientras que otras, como Salamandra, hacen una apuesta más arriesgada, con autores menos conocidos, aunque de indudable calidad).

Distribución geográfica desigual

El fenómeno de la irrupción de la literatura del África Negra en Occidente no es, obviamente, igual en el caso de todos los países y zonas del continente. Hubiera sido muy aventurado pensar eso teniendo en cuenta las desigualdades, diversidad de situaciones socioeconómicas y diferencias en el grado de acercamiento cultural a Occidente que existen en África. Se pueden encontrar, de hecho, ciertos patrones. Dejando a un lado al norte del continente, que puede considerarse claramente diferente (en lo geográfico y en lo cultural, aspectos en los que está más cerca de Europa), podemos hablar de una importante difusión en Occidente de la literatura de países como Sudáfrica o Nigeria, lo que puede deberse tanto a la relevancia de esos países en África y en el mundo, como a la presencia de unas condiciones (económicas, demográficas, sociales, culturales, etc) que sin duda hacen más factible la aparición y aprovechamiento del talento literario. En un segundo escalón se puede situar a países de los que sí llegan libros a Occidente, por más que sea en menor medida que de los dos países mencionados, y en ese grupo estarían Kenia, Congo, Senegal o Camerún. A un tercer grupo pertenecerían los países de cuyos autores se pueden encontrar algunos libros, aunque no sean muchos; es el caso de Costa de Marfil, Benin, Gambia, Guinea Bissau, Mali, Somalia, Sudán, Etiopía, Ruanda, Tanzania, Uganda, Burundi, Zimbabwe, Mozambique o Madagascar. En un último grupo quedarían aquellos países de los que es prácticamente imposible encontrar algo en castellano (en general, los más alejados culturalmente de Europa, como Chad, Níger, República Centroafricana, Yibuti o Eritrea, o los más pequeños, como Lesotho, Swazilandia o Malawi). Merecen mención aparte dos casos: el de Guinea Ecuatorial (al haber sido colonia española, hay más literatura en castellano de la que habría habido en otro caso) y el de Angola (por las buenas relaciones con Cuba, se tradujo su literatura al castellano también en mayor medida de lo que hubiera ocurrido de otra manera),

Un perfil de los libros y de los escritores

Sería imposible tratar de hablar de unas características únicas, o siquiera relativamente homogéneas, de los autores y libros de países y lugares con unas realidades tan diferentes. Pero sí se puede intentar, al menos, encontrar una serie de rasgos generalmente comunes, por más que no siempre estén presentes ni se den en la misma medida en unos casos que en otros. Entre esos rasgos estarían:

  • Escritores jóvenes, con presencia bastante equitativa de ambos géneros, por lo general muy bien formados, en ocasiones en universidades extranjeras, generalmente de Europa o Norteamérica (en muchos casos, además de estudiar, viven o han vivido en países occidentales). Esta situación lleva a que con frecuencia en las obras muestren los contrastes entre la realidad y la vida en un país y en otro.
  • Compromiso social con sus países; en la mayoría de las obras se describen problemas y realidades que han asolado o aún asolan al país de procedencia (desigualdades, corrupción, conflictos étnicos, guerras, genocidios, etc).
  • Interés por proyectar aspectos culturales de su país, como la presencia de diferentes etnias, ciertas creencias y costumbres ancestrales de las comunidades a las que pertenecen o determinadas aciertos y bondades de las culturas africanas en general (como el respeto a la naturaleza o la importancia de la comunidad).

 



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