Relación entre literaturas orales indígenas y medio natural en Sudamérica


Gran diversidad de espacios naturales y de literaturas orales

Sudamérica es una región del mundo que cuenta con marcados y diferenciados espacios geográficos tales como la Selva del Amazonas, la Cordillera de los Andes, o el amplio espacio estepario de la Patagonia, entre otros (también pueden considerarse espacios con personalidad las Selvas del Orinoco y Paranaense o las llanuras de la Pampa, el Chaco y Pantanal, por ejemplo). Antes de la llegada de los europeos al continente americano, se generó en esos espacios una amplia variedad de literaturas orales por parte de los pueblos indígenas, que como no podía ser de otra forma, estuvieron marcadas por el medio geográfico en el que cada una de esas comunidades indígenas vivió.

A continuación se explorarán los rasgos principales que esas literaturas orales presentaban, con la intención de hallar relaciones, semejanzas y diferencias entre todas ellas, siempre teniendo en cuenta los mencionados condicionantes geográficos con los que se desarrollaron, y con la dificultad que tal ejercicio conlleva, debido a la amplia diversidad étnica que en algunos de los espacios geográficos –en especial, en el Amazonas- existía.

La selva, exuberancia en el medio y en la literatura oral

El Amazonas es una selva tropical que ocupa buena parte de la superficie de países como Brasil, Perú, Colombia, Bolivia, Venezuela, Ecuador, Surinam y Guayana Francesa. La literatura oral de la región viene muy marcada por todos los agentes y elementos que, quienes la desarrollaban, tenían en el espacio geográfico y natural en el que desarrollaban todas sus actividades cotidianas.

La literatura oral de la etnia tikuna –la más numerosa en el Amazonas- hablaba sobre supuestos seres fantásticos e inmortales que habitaban en la selva, así como sobre árboles primigenios que también se encontraban en ese medio. Puede que fuese la exuberancia de todo cuanto componía ese medio natural la que llevaba, por un lado a que la literatura oral fuera acompañada de elementos como danzas y ceremonias, y por otro a que asuntos como la fertilidad o el origen de determinados cultivos –como el maíz- fuesen temas recurrentes en los mitos y leyendas. Otro ejemplo de la presencia de los elementos del medio en las historias que se contaban está en aquellas que produjeron los guaranís que habitaban en la Selva Paranaense, como se puede comprobar en la leyenda que habla de Namandú, su dios principal, que fue creado de la misma manera que un vegetal (se habla de una afirmación sobre raíces, una extensión en determinadas ramas, una culminación en una copa que contaba con flores, etc).

La cordillera, literatura con elementos en común con la del Amazonas, aunque con un toque propio 

La cordillera de Los Andes ocupa la zona occidental de Sudamérica, extendiéndose por países como Perú, Colombia, Ecuador, Venezuela y Bolivia, y asomándose al Océano Pacífico durante gran parte de la superficie por la que se extiende. Como en el caso del Amazonas, se trata de un medio con una personalidad muy fuerte que no pudo sino influir sobremanera en todas las manifestaciones culturales que en ella se desarrollaron.

Como se señala en el artículo de país dedicado a Perú, indios amazónicos y andinos se relacionaban en aquellos espacios que servían como transición entre un espacio geográfico y otro, lo que conllevaba que las literaturas orales de ambos pueblos contasen con no pocos elementos y aspectos en común. Esto puede comprobarse en el hecho de que la literatura oral de los pueblos andinos, como las de sus homónimos amazónicos, tratase sobre la creación de los distintos seres vivos que poblaban el medio –que, eso sí, eran diferentes a los de la selva- y de los seres fantásticos que estaban presentes en sus imaginarios (así ocurría, por ejemplo, en el caso de los pueblos andinos preincaicos de Perú). Después, la zona geográfica en la que los pueblos se encontrasen podía determinar la presencia de otros elementos, como en el caso del mar en la literatura oral del pueblo tayrona colombiano, debido a lo cerca que tenían el Mar Caribe. Sí parece comprobarse, en cualquier caso, el hecho de que los elementos vegetales, la exuberancia o la fertilidad son temas y rasgos menos presentes en los mitos y leyendas que estos pueblos generaron.

Las llanuras, más presencia de lo humano, por menos de lo natural 

Aunque en Sudamérica hay, como se mencionaba más arriba, distintos espacios llanos de relevancia, se hará especial foco en la Patagonia, por ser el que mayor superficie ocupa. Aunque la variedad de sus paisajes es amplia, e incluso en la zona en la zona que constituye la frontera entre Argentina y Chile hay presencia de relieve, la mayor parte del espacio patagónico está formado por praderas y estepas que ocupan buena parte del territorio de los dos países mencionados.

Un repaso a la literatura oral de los pueblos que allí habitaban antes de la llegada de los europeos -como los mapuches o los tehuelches- arroja que los elementos vegetales apenas están presentes en las historias y leyendas, como no podía ser de otra forma teniendo en cuenta que no eran un elemento importante en sus vidas cotidianas, cuando no ocurría que sencillamente no estaban presentes. Sí estaban muy presentes, en cambio, los animales, que de nuevo eran diferentes, por tratarse de los propios del medio natural que allí predominaba, de la misma manera que aparecían los fenómenos naturales y cósmicos. También se puede apreciar una mayor presencia del componente humano (relaciones amorosas, relaciones interétnicas, sucesión de las estaciones, descubrimiento del fuego, etc), en relación al natural, en esa literatura oral.

 



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