Sudáfrica y Nigeria, referencias literarias del continente africano en la actualidad


Un continente con un panorama literario cambiante en función de la época

Si bien en un primer momento hubo una considerable igualdad en todo el territorio del África Negra en lo que a desarrollo de formas literarias se refiere, ya que en todas las zonas de esa vasta región se producía por lo general una literatura oral que trataba de describir tanto aspectos de la vida cotidiana como los fenómenos de la naturaleza que más afectaban a cada comunidad en cuestión –tradiciones que en muchos casos se han mantenido durante muchos siglos hasta llegar a la actualidad, o casi-, en un momento posterior (seguramente a partir del desarrollo del reino de Kush, en el siglo VIII a.C.) ya sí unas zonas comenzaron a adquirir un desarrollo y una sofisticación que comenzaban a diferenciarlas del resto. Ya en una entrada anterior de esta sección se hacía un repaso de las principales manifestaciones literarias que se dieron en el seno de algunos de los principales imperios que han existido en el África Negra a lo largo de los siglos. Pero el tiempo pasó, esos imperios se sucedieron en el tiempo, y se llegó a la época moderna, en la que el colonialismo iba a llegar para cambiarlo todo en el continente, dejando una configuración que poco tenía que ver con la que había antes. ¿Cómo se ha configurado el panorama literario africano con esos estados modernos que nacieron de decisiones y arbitrios de los europeos? Sin duda, aunque la variedad es alta y son ya muchos los países que pugnan por elevar su nivel literario y convertirse en una referencia dentro del continente, dos son los países que se han erigido como auténticos modelos en esa tarea, y esos países no son otros que Sudáfrica y Nigeria. Y quizás no es casual que sean esos dos países los que están a la vanguardia literaria, primero porque se trata de los dos países que mayor desarrollo económico han alcanzado en el África Negra, y segundo porque sin duda se han servido del impulso que les ha dado la pertenencia a la Commonwealth, esa mancomunidad económica de antiguas colonias británicas que constituye un buen apoyo para darse a conocer en todo el mundo anglosajón.

Sudáfrica, diferenciación por etnia y grupo social y diversos autores de renombre

Sudáfrica es un país que domina el sur del continente, ejerciendo una notable influencia en todos los estados de su alrededor, todos de menor tamaño y de una u otra forma siguiendo su estela de desarrollo económico, social y cultural.

En lo literario, desde el siglo XIX se viene desarrollando una literatura moderna que cuenta con un importante componente de diferenciación en función de la lengua, pues los distintos grupos que componen su sociedad se han manifestado en inglés, en afrikaans –un idioma que procede del neerlandés que una vez trajeron los colonizadores procedentes de Países Bajos, que no obstante después ha tenido su propia evolución-, y en lenguas autóctonas africanas, aunque en cualquier caso, y como no podía ser de otra forma, los temas y estilos son también diferentes para cada una de esas comunidades. Esa diferenciación ha traído, sin duda, riqueza, y no han sido pocos los autores que han destacado en cada uno de los tres grupos (Doris Lesing, Nadine Gordimer, Dirk Johannes Opperman, Thomas Mofolo o Samuel E.K. Mphalele son son algunos de los nombres que han sobresalido), en una trayectoria que iba a culimnar con la concesión del Premio Nobel de Literatura a John Maxwell Coetzee en 2003.

Nigeria, un grupo de escritores que es referencia en el continente

Nigeria es, no solo un país que sobresale sobre el resto de estados de África Occidental (la población del país constituye aproximadamente la mitad de la de la región), sino también una de las naciones que mayores perspectivas de crecimiento tiene en las próximas décadas incluso a nivel mundial.

En lo que a literatura se refiere, la evolución y el desarrollo han sido diferentes en las distintas regiones del país, ya que el norte, de la mano de la etnia hausa, siempre ha ido un paso por delante de las comunidades igbo y yoruba, asentadas en el sur (merece la pena destacar que, si bien ha habido cierta diferenciación entre la literatura de hausas, yorubas e igbos, esta no ha sido tan alta como la que se ha dado en Sudáfrica). En cualquier caso, después de la primera obra escrita por un nigeriano (Olaudah Equiano, en el siglo XVIII) y de un siglo XIX de bagaje aún algo pobre, sería en el siglo XX cuando la literatura nigeriana iba a eclosionar, impulsada por nombres como Amos Tutuola, Chinua Achebe y Wole Soyinka, entre otros muchos, el último siendo el primer africano ganador del Nobel de Literatura, en 1986 (no han sido pocos los escritores en tomar el testigo de estos primeros grandes nombres y en continuar la tradición literaria, hasta el punto de que ese grupo de figuras ha sido y es referencia en África Occidental y, en general, en el conjunto de todo el continente).

 



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