Formas poéticas tradicionales del Lejano Oriente


Un género literario de gran variedad y variabilidad entre las regiones del mundo

La poesía es probablemente el género literario que se caracteriza por tener una mayor variedad de subgéneros, formas, modelos y estilos, tanto dentro de un área geográfica concreta, como entre distintas áreas o regiones. El motivo tal vez radique en el hecho de que, al ser el género literario que en mayor medida se ocupa de la estética (aunque, por supuesto, el resto de los géneros literarios también la persiguen), cuenta con cuestiones más complejas técnicamente que las de otros géneros (por ejemplo, la métrica con la que se forman tanto los versos como los poemas) y ha habido una mayor voluntad de buscar la originalidad.

Así, puede darse el caso de que subgéneros o formas poéticas de una región del mundo concreta tengan poco o nada que ver con los de otra, siendo mayor que en otros géneros la sensación de extrañamiento que se produce al acceder a la poesía de otras regiones. En una entrada anterior de esta misma sección de la web, se abordó la revisión de algunas de las principales formas poéticas árabes antiguas, mientras que en esta entrada se echará la vista un poco más lejos, aunque también en continente asiático, en concreto, al Lejano Oriente, ya que serán algunas de las principales formas poéticas tradicionales de China y Japón las que se repasarán.

China, una larga tradición poética y evolución a lo largo de las dinastías

La poesía china nació en los monasterios hace alrededor de tres mil años; desde un primer momento, la amplia sonoridad del idioma chino fue combinada con el componente musical con el fin de dotar de la mayor estética posible a las ceremonias religiosas en las que se entonaban. Desde entonces, la finalidad y la temática de poesía del país fue variando a medida que las distintas dinastías se sucedían en el poder.

Una de las formas poéticas más relevantes fue la conocida como poesía shi, que se generaba principalmente en los ambientes cortesano y rústico y que consistía sobre todo en himnos, elogios, crónicas y odas (están compuestas en chino antiguo, principalmente en líneas de cuatro caracteres). Dentro de la tradición se distingue entre diferentes variedades (algunas son el gushi o el jintishi), y la obra más conocida del subgénero es el “Shijing”, una antología que consta de más de trescientos poemas compuestos a lo largo de un período de unos quinientos años, en concreto entre los siglos XI y VII antes de Cristo.

Otra de las modalidades de mayor notoriedad se desarrolló en la época de la dinastía Song (entre 960 y 1279 después de Cristo) y es conocida como poesía cu. En un primer momento este subgénero abordaba temas amorosos o cortesanos y era acompañado por melodías populares, aunque después se liberó de la música y adoptó formas menos rígidas. Una de las figuras destacadas de este subgénero fue Su Tung-po, que participó en ese proceso de aumento de autonomía con respecto a la música que se dio en la poesía cu.

Japón, manifestaciones que han tenido largo recorrido y han devenido en formas derivadas

Algo menos longeva que la china es la poesía japonesa (se estima que pudo aparecer hace unos dos mil años), y aunque en un primer momento se vio muy influenciada por la poesía del país vecino, después fue capaz de desarrollarse con un estilo y una personalidad propios. Incluso se podría decir -aunque esto ya es más el terreno de la opinión personal- que el género poético ha tenido más importancia en la literatura del país y que sus principales formas y manifestaciones han tenido una mayor proyección internacional.

Sin lugar a dudas, la manifestación poética más conocida de Japón es el haiku, un tipo de poema breve de diecisiete sílabas (en concreto escrito en tres versos de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente -aunque a veces esto es visto con algo de flexibilidad-), que precisamente es complejo por el hecho de tener que albergar todo el contenido que el autor quiere transmitir en muy poca extensión. El objetivo suele ser el de asombrar y sorprender al lector, y generalmente trata de transmitir las sensaciones que el poeta tiene acerca de la naturaleza que tiene delante. El subgénero fue popularizado en el siglo XVII por Matsuo Basho, y fue muy utilizado en los círculos del budismo zen, aunque después trascendió esos límites e incluso ha llegado a tener cierta repercusión a nivel internacional (autores occidentales de prestigio como Octavio Paz o Roland Barthes han quedado fascinados con él).

Más allá del haiku, también es relevante el renga, un género de poesía colaborativa que es escrito por varios autores que trabajan conjuntamente (es una forma poética más sencilla de entender dentro del sistema de producción conjunta que está muy arraigado en la cultura japonesa). Se trata de un género que nació en el siglo XV, y en él cada poeta que participa en la composición inserta alternativamente un tipo de verso diferente. El renga suele consistir en al menos dos estrofas, y cuenta con reglas de composición complejas y minuciosas. Aunque Matsuo Basho también destacó en el ámbito del renga, se puede decir que Sogi es el principal nombre propio del subgénero. También merece la pena destacar que el renga es la forma originaria a partir de la cual se desarrollaron otras manifestaciones poéticas, entre las que se encuentran el propio haiku (sería el verso inicial del renga) o el tanka.

Y también merece la pena hablar del choka, una forma poética de origen medieval se caracteriza por su gran extensión (tiene entre cincuenta y cien versos) y por, como en el caso del renga, el necesario cumplimiento de una serie de reglas como la de no tener título, no permitir rimas en consonante -la asonante sí se puede usar-, tener un final con una métrica determinada, etc. No obstante esa rigidez, en cambio existe mucha flexibilidad en el hecho de que admite todo tipo de recursos líricos y retóricos y- de que puede tener una cantidad de versos variable dentro del amplio límite antes indicado.

 



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